Por José Javier Esparza, en Conoze.com, el 19 de marzo de 2009
Una precisión importante: lo que está en discusión no es el aborto tal y como lo contempla hasta ahora la legislación española. Éste es un asunto sin duda susceptible de debates, pero no es el caso aquí y ahora. El caso aquí y ahora es una ley que pretende convertir un mal objetivo en un derecho subjetivo, y que lo hace por razones ciegamente ideológicas negando la evidencia científica más elemental. Contra eso se dirige el manifiesto de los mil.
Uno puede entender que hace medio siglo, cuando lo ignorábamos todo sobre el ADN, alguien negara al embrión la condición de vida humana, como si eso que crece ahí dentro fuera un mero agregado celular y, por tanto, pudiera ser considerado una excrecencia de la anatomía de la madre. Pero hoy sabemos perfectamente que «eso que crece ahí dentro» no es un tumor ni un grano, sino un ser con personalidad propia. El código genético se dibuja en el cigoto desde el momento de la fecundación —más precisamente: en un momento inmediato a la fecundación. Y si hay un código genético singular y distinto al del padre y al de la madre, ahí hay ya una vida diferente. No hay más vueltas que darle.
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