Por Jaime Nubiola en La Gaceta de los Negocios , el 20 de noviembre de 2007 Pero, en el fondo, es todo miedo La impresión prácticamente unánime de quienes convivimos a diario con jóvenes es que, en su mayor parte, han renunciado a pensar por su cuenta y riesgo. Por este motivo aspiro a que mis clases sean una invitación a pensar, aunque no siempre lo consiga. En este sentido, adopté hace algunos años como lema de mis cursos unas palabras de Ludwig Wittgenstein en el prólogo de sus Philosophical Investigations en las que afirmaba que "no querría con mi libro ahorrarles a otros el pensar, sino, si fuera posible, estimularles a tener pensamientos propios". Con toda seguridad este es el permanente ideal de todos los que nos dedicamos a la enseñanza, al menos en los niveles superiores. Sin embargo, la experiencia habitual nos muestra que la mayor parte de los jóvenes no desea tener pensamientos propios, porque están persuadidos de que eso genera problemas. "Quien piensa se r...