El 3 de agosto (o 2, según autores) de 216 A.C., hace ahora 2.200 años, el ejército expedicionario cartaginés de Aníbal infligió una derrota total al mayor ejército consular romano que se había formado hasta entonces en la historia de Roma, que doblaba en número a su enemigo. Este fue uno de esos momentos que me fascinan, porque pudo cambiar totalmente el rumbo de la Historia de la Humanidad. Mi afición por la Historia viene de siempre; aunque la he cultivado poco y mal. Sin embargo, he llegado a distinguir dos fenómenos que me apasionan especialmente: uno, este de los momentos en que la Historia pudo cambiar significativamente (¿qué hubiera pasado si tras Cannas, Aníbal hubiera atacado y conquistado Roma?); dos, y especialmente, ¿por qué en un momento histórico determinado, un pueblo cobra energías fuera de lo común y se lanza a la conquista del Mundo? En el caso cuyo aniversario celebramos hoy, la genialidad de Aníbal, su tremenda victoria, estaba abocada al fracaso, hici...
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