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Mostrando entradas de junio, 2016

Principio de subsidiariedad

Esta semana pasada he asistido a dos actos solemnes de clausura de curso de sendas escuelas de iniciativa social. Son tres si ampliamos la horquilla al mes. Las tres instituciones educativas llevan 70, 43 y 15 años de existencia, aportando valor -mucho valor- a la sociedad en la que trabajan, en los ámbitos universitarios y de formación profesional. En los tres casos, sobre todo en los dos últimos en este momento, las administraciones públicas parecen más un enemigo -encarnizado en uno de los casos-, que una ayuda, como si les estorbase la libertad y el esfuerzo competente con que algunos ciudadanos trabajan de acuerdo con su iniciativa y convicciones; solo porque no son centros "públicos", en el sentido de estatales, y pueden escapar a unos gobernantes aquejados de miras ideológicas estrechas. Meditando sobre esto, me ha venido a la mente uno de los principios de la Doctrina Social de la Iglesia que más me gusta y que más añoro: el principio de subsidiariedad (o su

Mindfulness

Otra vez las coincidencias. En un mismo día he oído -por primera vez- en tres ocasiones diferentes, la expresión " mindfulness " o "conciencia plena", que consistiría en prestar atención, separadamente, a pensamientos, emociones, sensaciones corporales y al ambiente circundante, de forma principalmente caracterizada por la "aceptación" -una atención a pensamientos y emociones sin juzgar si son correctos o no-. El cerebro se enfoca en lo que es percibido en cada momento, en lugar de proceder con la normal " rumiación " (preocupación compulsiva y negativa) acerca del pasado o el futuro ( Wikipedia ). La mañana del jueves pasado acudí a un taller conducido por Gabriel Ginebra -gracias a su invitación-, sobre gestión, dirección y digitalización en un congreso nacional de agentes y corredores de seguros. Gabriel basa la charla (que al fin y al cabo eso es una "talk") en su exitoso libro Gestión de incompetentes , con el que trata de