A veces tengo la impresión de que este blog resulta excesivamente serio, porque tal y como está el patio, no hago más que tocar temas fundamentales en un marco de crisis... Así que de vez en cuando hay que sacar a relucir aspectos sorprendentes de la vida, como este efecto colateral positivo de la globalización y la marginalidad.
Parece ser que unos tipos han recorrido el mundo grabando a músicos callejeros diferentes versiones de la misma canción: Stand by me, aquella que cantara Ben E. King. Con lo que grabaron han hecho un "megamix", en el que han fundido parte de lo que grabó cada uno. Y el resultado es precioso.
Hay aquí músicos de Santa Mónica, California; de Nueva Orleans, Louisiana; de Ámsterdam; un grupo de percusionistas indios americanos de Nuevo Méjico; un violonchelista ruso; un coro de mujeres sudafricanas… y más gente de Barcelona, Caracas, Congo y Río de Janeiro. Repito, todos son músicos callejeros.
Cuánto arte hay en el mundo…
Parece ser que unos tipos han recorrido el mundo grabando a músicos callejeros diferentes versiones de la misma canción: Stand by me, aquella que cantara Ben E. King. Con lo que grabaron han hecho un "megamix", en el que han fundido parte de lo que grabó cada uno. Y el resultado es precioso.
Hay aquí músicos de Santa Mónica, California; de Nueva Orleans, Louisiana; de Ámsterdam; un grupo de percusionistas indios americanos de Nuevo Méjico; un violonchelista ruso; un coro de mujeres sudafricanas… y más gente de Barcelona, Caracas, Congo y Río de Janeiro. Repito, todos son músicos callejeros.
Cuánto arte hay en el mundo…
Comentarios
Pero el resultado es bueno y sirve a los fines.
Esta entrada, por cierto, fresca, estupenda. Gracias.
Saludos.