La manifestación de este sábado, a las 18.00 horas en Madrid, es a favor del matrimonio de un hombre con una mujer, así como en defensa del derecho de todo niño a tener padre y madre en una adopción. Como se puede comprobar, todo es positivo y propositivo, todo lo contrario de lo que dijo este mismo miércoles el líder de Convergència i Unió, Artur Mas, quien parece que ha opinado sobre la iniciativa del Foro Español de la Familia sin haber leído ni el lema ni el manifiesto de los convocantes. Es inconcebible que un líder que ha sido votado por muchos de los catalanes que irán a la marcha afirme, como así sucedió, que sólo apoyaría la concentración si fuese “a favor de un determinado modelo de familia” y no “en contra de otro”. Estas declaraciones, incluidas en una de las informaciones que publicamos en esta edición de nuestro periódico, se desacreditan por sí solas y, de paso, refuerzan el argumento principal de la manifestación: expresarnos como ciudadanos a favor del matrimonio entre hombre y mujer y en defensa de los derechos de los niños. ¿Eso es ir contra algo o contra alguien?
Por otro lado, es una manifestación plural, convocada por una plataforma y apoyada por numerosas entidades cívicas, por la Conferencia Episcopal Española y por grupos políticos de muy distinto signo, desde la izquierda obrera no marxista hasta el movimiento familiarista, pasando por el tradicionalismo, numerosos votantes de partidos mayoritarios y, como se conoció este lunes, también el Partido Popular.
El diario EL PAÍS y la cadena SER, con su discurso sectario y sometido al Gobierno socialista, dicen estos días que es el PP quien convoca la marcha, junto con la Iglesia católica, un discurso al que también se apunta el diario AVUI en su edición de este martes al titular “La Iglesia y el PP se manifestarán juntos contra los matrimonios gays”. Pero digan lo que digan algunos medios, los centenares de miles de ciudadanos que estarán este sábado en Madrid son de muy diversa procedencia, unidos –eso sí- a favor de algo tan antropológicamente claro como es la defensa de la familia fundamentada en la unión de hombre y mujer. Y en este punto, existe una gran coincidencia entre personas muy distintas política, cultural y religiosamente.
Por otro lado, es una manifestación plural, convocada por una plataforma y apoyada por numerosas entidades cívicas, por la Conferencia Episcopal Española y por grupos políticos de muy distinto signo, desde la izquierda obrera no marxista hasta el movimiento familiarista, pasando por el tradicionalismo, numerosos votantes de partidos mayoritarios y, como se conoció este lunes, también el Partido Popular.
El diario EL PAÍS y la cadena SER, con su discurso sectario y sometido al Gobierno socialista, dicen estos días que es el PP quien convoca la marcha, junto con la Iglesia católica, un discurso al que también se apunta el diario AVUI en su edición de este martes al titular “La Iglesia y el PP se manifestarán juntos contra los matrimonios gays”. Pero digan lo que digan algunos medios, los centenares de miles de ciudadanos que estarán este sábado en Madrid son de muy diversa procedencia, unidos –eso sí- a favor de algo tan antropológicamente claro como es la defensa de la familia fundamentada en la unión de hombre y mujer. Y en este punto, existe una gran coincidencia entre personas muy distintas política, cultural y religiosamente.
La manifestación es, además, un pronunciamiento colectivo a favor de la sociedad, ante este proyecto de reforma del Código Civil que supone una ruptura antropológica. No se puede aceptar que esta ley salga adelante con una mayoría ajustada y, encima, con un previsible veto del Senado. Esta oposición a la ley no significa ir contra nadie, porque los homosexuales tienen la misma dignidad humana de todos. A los que califican de “radical” o “extremista” la convocatoria, podemos recordarles que 189 de los 191 países que forman la ONU prohíben el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Finalmente, a pesar de que el enfrentamiento político entre PSOE y PP puede asumir cierto protagonismo en los próximos días tras el apoyo anunciado por los populares, aquellos ciudadanos que se sientan identificados con lo que libremente proponen los organizadores de la manifestación no deben dejarse influir por discursos que pueden resultar demagógicos o incluso salidos de tono. La iniciativa es de la sociedad civil. Aunque cualquier institución, grupo o partido político puede sumarse, la manifestación no es ni de la Iglesia ni de ninguna fuerza política. Es de todos los ciudadanos que quieran defender, como planteamiento principal, la definición del matrimonio como la unión de un hombre y una mujer.
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