Una de las condenas Dantescas que conlleva mi trabajo es la de seguir la prensa local, más concretamente algunos articulistas. Hoy, después de leer dos de ellos en Granada Hoy (este y este), no he podido resistirme y he sacado hueco para escribir y enviar la siguiente carta:
Señora Directora:
Leo el viernes 20, víspera de la primavera, a dos columnistas habituales de su diario tratar sobre lo que ha dicho el Papa de que el preservativo no sólo no resuelve el problema del sida, sino que lo agrava. Prescindo de las torticeras referencias a Galileo y el movimiento del sol y otras “gracietas” y simplificaciones burdas que imagino recursos para hacer sus columnas más entretenidas. Sólo quiero decir que el Papa no está solo con esta opinión, yo pienso lo mismo, como lo piensa la comunidad científica, que ha avalado la estrategia “ABC” (abstinencia, fidelidad, condón), como la avala la experiencia de todo país que se ha atrevido a aplicarla, como Uganda, aun cuando eso signifique convertirse en un apestado en el concierto internacional.
Creo que el preservativo es como echar gasolina al fuego; pero no es ese el verdadero problema. Para empezar, la Iglesia quiere que cada hombre y cada mujer tenga las condiciones de vida acordes con su dignidad y pueda decidir con libertad su proyecto personal, familiar y social, a la vez que orienta sobre lo que considera más propio del ser humano. Esto significa paz, trabajo, desarrollo, libertad, etc. Pues bien, lograr esto en África supondría una implicación del mundo desarrollado grande, constante, generosa y costosa. La realidad, en cambio, es que África está olvidada, explotada y abandonada en manos de gobernantes que son verdaderos criminales. Lanzar preservativos es mucho más barato y mucho más cómodo; pero los preservativos no dan de comer, no crean riqueza, no detienen las guerras, no educan a los niños, no tienden carreteras, no abren pozos, no frenan la corrupción, no emancipan a la mujer…, y desde luego no salvan vidas. Los condones sólo dan dinero a las multinacionales farmacéuticas como Durex; el preservativo es una funda para la conciencia del occidente opulento, de todos esos gobernantes que insultan al Papa por removerla. El condón es un dogma cuyo cuestionamiento lleva aparejado la condena a la hoguera de los medios de comunicación y las represalias de los organismos internacionales. ¿Cuánto van a tardar estos modernos inquisidores en reconocer su inmenso error?, ¿tanto como en rechazar la esclavitud? ¿cinco milenios?
Señora Directora:
Leo el viernes 20, víspera de la primavera, a dos columnistas habituales de su diario tratar sobre lo que ha dicho el Papa de que el preservativo no sólo no resuelve el problema del sida, sino que lo agrava. Prescindo de las torticeras referencias a Galileo y el movimiento del sol y otras “gracietas” y simplificaciones burdas que imagino recursos para hacer sus columnas más entretenidas. Sólo quiero decir que el Papa no está solo con esta opinión, yo pienso lo mismo, como lo piensa la comunidad científica, que ha avalado la estrategia “ABC” (abstinencia, fidelidad, condón), como la avala la experiencia de todo país que se ha atrevido a aplicarla, como Uganda, aun cuando eso signifique convertirse en un apestado en el concierto internacional.
Creo que el preservativo es como echar gasolina al fuego; pero no es ese el verdadero problema. Para empezar, la Iglesia quiere que cada hombre y cada mujer tenga las condiciones de vida acordes con su dignidad y pueda decidir con libertad su proyecto personal, familiar y social, a la vez que orienta sobre lo que considera más propio del ser humano. Esto significa paz, trabajo, desarrollo, libertad, etc. Pues bien, lograr esto en África supondría una implicación del mundo desarrollado grande, constante, generosa y costosa. La realidad, en cambio, es que África está olvidada, explotada y abandonada en manos de gobernantes que son verdaderos criminales. Lanzar preservativos es mucho más barato y mucho más cómodo; pero los preservativos no dan de comer, no crean riqueza, no detienen las guerras, no educan a los niños, no tienden carreteras, no abren pozos, no frenan la corrupción, no emancipan a la mujer…, y desde luego no salvan vidas. Los condones sólo dan dinero a las multinacionales farmacéuticas como Durex; el preservativo es una funda para la conciencia del occidente opulento, de todos esos gobernantes que insultan al Papa por removerla. El condón es un dogma cuyo cuestionamiento lleva aparejado la condena a la hoguera de los medios de comunicación y las represalias de los organismos internacionales. ¿Cuánto van a tardar estos modernos inquisidores en reconocer su inmenso error?, ¿tanto como en rechazar la esclavitud? ¿cinco milenios?
Comentarios
Saludos,
Lille Skvat
http://lilleskvat.blogspot.com/
Pero lo dejo, tú misma te descalificas: insultos, ningún argumento.
Es bastante sencillo, el sida se expande por la promiscuidad sexual, la promiscuidad es un comportamiento irresponsable (este sí es irresponsable, no el Papa); pero en lugar de cambiar el comportamiento de riesgo, que es lo que se hace con TODAS las demás epidemias, repartimos condones, que fomentan la promiscuidad, y por tanto, el sida.
En efecto, los gobernantes, el FMI y demás mafias internacionales, gente como tú sois "responsables", muy responsables de todas esas muertes.
Saludos,
Un saludo.
Saludos,
Lille Skvat
http://lilleskvat.blogspot.com/
En cuanto al tema, he escrito lo suficiente para explicar, con argumentos y datos científicos, que las campañas del condón no resuelven sino que agravan el problema. En el blog está todo, si quieres lo lees y si no, no; pero no es mentira, es una TRÁGICA REALIDAD.
A ver cuando sales del salón y te enteras de lo que pasa en la calle.
Saludos,
Laus Deo