Ha fallecido Jesús Arellano, este fin de semana pasado, en Sevilla; filósofo, poeta, consejero, amigo… Yo no le he conocido más que a través de sus muchas y apasionadas amistades… y de sus poemas.
“Un poema” –en el sentido popular de cosa dificultosa-, fue conseguir que publicara sus escritos, porque era un tanto perfeccionista. El logro se debió a Fidel Villegas, director de la colección de Cuadernos de Poesía NÚMENOR.
Jesús Arellano sabía que iba a morir, lo sabía mucho antes de estar enfermo y, efectivamente, muriéndose. Todos lo sabemos: vamos a morir; pero con frecuencia lo olvidamos, y vivimos –malvivimos- como si no fuera a suceder. Para que sirva de recordatorio y de revulsivo, traslado este poema:
“Un poema” –en el sentido popular de cosa dificultosa-, fue conseguir que publicara sus escritos, porque era un tanto perfeccionista. El logro se debió a Fidel Villegas, director de la colección de Cuadernos de Poesía NÚMENOR.
Jesús Arellano sabía que iba a morir, lo sabía mucho antes de estar enfermo y, efectivamente, muriéndose. Todos lo sabemos: vamos a morir; pero con frecuencia lo olvidamos, y vivimos –malvivimos- como si no fuera a suceder. Para que sirva de recordatorio y de revulsivo, traslado este poema:
Me MoriréDescanse en paz, D. Jesús.
Me moriré cuando las hojas caigan
como los años que madura el tiempo;
en otoño de olvidos
desnudo de obras como tronco seco.
Me moriré, lo supe en primavera,
cuando el sol me nacía de los senos
y vestía de rosas a la muerte.
Lo leí en los senderos
que en el aire los pájaros abrían
y se borraban con la luz y el viento.
Me moriré cargado de semillas
como tierra entregada y fruto abierto,
podrido en las auroras
para dar azucenas a los cielos.
Me moriré como el amor y el día,
en noche de silencios,
perdido para el hombre y la mañana.
Me moriré. Me moriré. Ya veo
alzarse en las entrañas de mi vida
la nada antigua de mi albor primero.
Ya se canta en congoja mi destino.
Ya soy un yo muriendo,
latido germinal en agonía
bajo arenas y soles de desierto,
puro grito de tierra desoída
en el misterio azul de tu silencio.
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