Por Luis Sánchez de Movellán, en Análisis Digital.
El relativismo moral, impulsado en Occidente, en general, y en España, en particular, por una obsoleta y reaccionaria neoideología soixante-huitard, se manifiesta como el origen de problemas planteados a unas sociedades que tienen otras prioridades. Y así se lanza a la consideración pública la «necesidad» de ampliar los supuestos del aborto, impulsar «piadosamente» la eutanasia activa, implantar la «higiénica» eugenesia, promocionar y normalizar la homosexualidad a través del «matrimonio» entre personas del mismo sexo, posibilitar la deconstrucción de la familia y azuzar posturas y ademanes laicistas y anticlericales contra la religión y la Iglesia católica. La ausencia de preocupación por el bien común y las agresiones constantes y salvajes contra pilares básicos de la sociedad intentan crear una sociedad sin Dios, sin familias, sin religión y sin Patria.
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El relativismo moral, impulsado en Occidente, en general, y en España, en particular, por una obsoleta y reaccionaria neoideología soixante-huitard, se manifiesta como el origen de problemas planteados a unas sociedades que tienen otras prioridades. Y así se lanza a la consideración pública la «necesidad» de ampliar los supuestos del aborto, impulsar «piadosamente» la eutanasia activa, implantar la «higiénica» eugenesia, promocionar y normalizar la homosexualidad a través del «matrimonio» entre personas del mismo sexo, posibilitar la deconstrucción de la familia y azuzar posturas y ademanes laicistas y anticlericales contra la religión y la Iglesia católica. La ausencia de preocupación por el bien común y las agresiones constantes y salvajes contra pilares básicos de la sociedad intentan crear una sociedad sin Dios, sin familias, sin religión y sin Patria.
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