Por Martha Morales, recivido de Provida Valencia
La gran mentira de nuestro tiempo es que los condones y la “educación sexual” son la respuesta al problema del embarazo adolescente y el modo de evitar las enfermedades de transmisión sexual. Por el contrario, la “educación sexual” que se pretende impartir es parte del problema, y no parte de la solución.
La mayor parte del contenido que se transmite en las clases de “educación sexual oficial”, no es científica ni médica sino ideológica. Mina la autoridad paterna y los valores tradicionales. Se les repite obsesivamente que las decisiones personales se basan en los sentimientos propios, no en lo que es racional o razonable, sino en lo que “sientes”.
Tratan de desproteger el sentido del pudor y de la vergüenza, de inhibir las reservas que todo individuo tiene para cuidar su intimidad. Se burlan de todo sentido de honor y de dignidad personal. Se hacen preguntas sobre la vida íntima de los participantes y se les expone material gráfico para que sea posteriormente discutido.
Lee el artículo completo
Nadie se debe sorprender que esas clases de educación sexual no reduzcan la actividad sexual, sino que más bien la impulsan, y aumenta el embarazo adolescente. El condón da un falso sentido de seguridad, la realidad es que es peligroso tener relaciones sexuales fuera del matrimonio. El hecho de que las clases de “educación sexual amplia” lleven a que se incremente la actividad sexual y el embarazo adolescente, les lleva a decir que eso muestra que la abstinencia sexual es poco realista. Los hechos no cuadran con sus dogmas. La gente inteligente no usa condón, vive lo que es seguro: la continencia. La realidad es que los jóvenes siempre han tenido actividad hormonal, casi siempre se han podido controlar y, en suma, entienden bien los mensajes de castidad..., cuando no están maleados.
Los padres deben saber que sus hijos son sometidos a una gran presión para que tengan relaciones prematrimoniales. En casa se aprende a decir “si me amas, sabrás esperar”, y sabrán vencer a no involucrarse físicamente en relaciones íntimas. La influencia familiar es prioritaria en este tema. Lo que más le pesa a un joven es lo que sus padres piensen y esto es más efectivo que los condones y las clínicas.
Está comprobado que los condones usados por los adolescentes fallan en un 20% de los casos. Ahora quieren hacer el aborto legal y a libre demanda, para quedar bien con las políticas internacionales, aunque se llegue a debilitar al pueblo. “La pobreza o la riqueza de un pueblo está en su sexualidad, en qué tan sana es”, dice Patrick Fagan.
En Minnesota (Estados Unidos), las clínicas abortivas solicitan el permiso explícito de los padres de familia para proceder; con esa medida el embarazo y el aborto adolescente han declinado (Thomas Sowell, Hoover Institution in Stanford, Calif.).
Se dice que hay explosión demográfica, cuando lo que hay es implosión demográfica. No somos muchos los habitantes de este mundo. El mundo tiene la capacidad de dar alimento a 50 mil millones de personas y apenas somos 6 mil millones.
Quieren inventarse derechos
Quieren meternos en la cabeza que el aborto es un derecho de la mujer y que los jóvenes tiene derecho al placer. El joven tiene derecho a la felicidad verdadera y estable –aunque siempre habrá sus más y sus menos-, no al placer inmediato y fugaz que dan el sexo o las drogas.
Todo niño tiene derecho a la guía y orientación de sus padres para que no busquen en la calle lo que no encuentran en casa. Padres: ¡Salven a sus hijos! Dedíquenles tiempo, cariño y denles reglas: ellos las piden a gritos.
En el programa para secundaria –en la parte de Comentarios y sugerencias- se habla del “derecho al placer”. No existe tal derecho. Es un invento que la ONU quiso introducir en la Conferencia de Población+5 de la Haya, pero no se aceptó.
Los términos "derechos sexuales” y "orientación sexual", lo mismo que la anticoncepción de emergencia no han sido aprobados por las conferencias de la ONU. Esto es lo que tiene más peso a la hora de argumentar. Algunas ONGs, algunos homosexuales y abortistas se mueven como si fuesen términos ya aprobados. Quieren ir por delante a la ONU haciéndonos creer que la seguimos (algo muy parecido a lo que pasó con la guerra de Irak). Es, como digo, una gran mentira.
La gran mentira de nuestro tiempo es que los condones y la “educación sexual” son la respuesta al problema del embarazo adolescente y el modo de evitar las enfermedades de transmisión sexual. Por el contrario, la “educación sexual” que se pretende impartir es parte del problema, y no parte de la solución.
La mayor parte del contenido que se transmite en las clases de “educación sexual oficial”, no es científica ni médica sino ideológica. Mina la autoridad paterna y los valores tradicionales. Se les repite obsesivamente que las decisiones personales se basan en los sentimientos propios, no en lo que es racional o razonable, sino en lo que “sientes”.
Tratan de desproteger el sentido del pudor y de la vergüenza, de inhibir las reservas que todo individuo tiene para cuidar su intimidad. Se burlan de todo sentido de honor y de dignidad personal. Se hacen preguntas sobre la vida íntima de los participantes y se les expone material gráfico para que sea posteriormente discutido.
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Nadie se debe sorprender que esas clases de educación sexual no reduzcan la actividad sexual, sino que más bien la impulsan, y aumenta el embarazo adolescente. El condón da un falso sentido de seguridad, la realidad es que es peligroso tener relaciones sexuales fuera del matrimonio. El hecho de que las clases de “educación sexual amplia” lleven a que se incremente la actividad sexual y el embarazo adolescente, les lleva a decir que eso muestra que la abstinencia sexual es poco realista. Los hechos no cuadran con sus dogmas. La gente inteligente no usa condón, vive lo que es seguro: la continencia. La realidad es que los jóvenes siempre han tenido actividad hormonal, casi siempre se han podido controlar y, en suma, entienden bien los mensajes de castidad..., cuando no están maleados.
Los padres deben saber que sus hijos son sometidos a una gran presión para que tengan relaciones prematrimoniales. En casa se aprende a decir “si me amas, sabrás esperar”, y sabrán vencer a no involucrarse físicamente en relaciones íntimas. La influencia familiar es prioritaria en este tema. Lo que más le pesa a un joven es lo que sus padres piensen y esto es más efectivo que los condones y las clínicas.
Está comprobado que los condones usados por los adolescentes fallan en un 20% de los casos. Ahora quieren hacer el aborto legal y a libre demanda, para quedar bien con las políticas internacionales, aunque se llegue a debilitar al pueblo. “La pobreza o la riqueza de un pueblo está en su sexualidad, en qué tan sana es”, dice Patrick Fagan.
En Minnesota (Estados Unidos), las clínicas abortivas solicitan el permiso explícito de los padres de familia para proceder; con esa medida el embarazo y el aborto adolescente han declinado (Thomas Sowell, Hoover Institution in Stanford, Calif.).
Se dice que hay explosión demográfica, cuando lo que hay es implosión demográfica. No somos muchos los habitantes de este mundo. El mundo tiene la capacidad de dar alimento a 50 mil millones de personas y apenas somos 6 mil millones.
Quieren inventarse derechos
Quieren meternos en la cabeza que el aborto es un derecho de la mujer y que los jóvenes tiene derecho al placer. El joven tiene derecho a la felicidad verdadera y estable –aunque siempre habrá sus más y sus menos-, no al placer inmediato y fugaz que dan el sexo o las drogas.
Todo niño tiene derecho a la guía y orientación de sus padres para que no busquen en la calle lo que no encuentran en casa. Padres: ¡Salven a sus hijos! Dedíquenles tiempo, cariño y denles reglas: ellos las piden a gritos.
En el programa para secundaria –en la parte de Comentarios y sugerencias- se habla del “derecho al placer”. No existe tal derecho. Es un invento que la ONU quiso introducir en la Conferencia de Población+5 de la Haya, pero no se aceptó.
Los términos "derechos sexuales” y "orientación sexual", lo mismo que la anticoncepción de emergencia no han sido aprobados por las conferencias de la ONU. Esto es lo que tiene más peso a la hora de argumentar. Algunas ONGs, algunos homosexuales y abortistas se mueven como si fuesen términos ya aprobados. Quieren ir por delante a la ONU haciéndonos creer que la seguimos (algo muy parecido a lo que pasó con la guerra de Irak). Es, como digo, una gran mentira.
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