Ignacio Sánchez Cámara
ABC, 20-09-2005
La crisis de Europa es cultural. Uno de sus aspectos esenciales se revela en la errónea confusión entre democracia y secularización, derivada de la falsa idea de que una política democrática ha de ser una política sin Dios. No se trata de una opción entre modernidad y tradición, sino de discernir entre formas de modernidad. Uno de los síntomas, acaso el más alarmante, de esta crisis es el suicidio demográfico, que revela la falta de confianza en sí misma de una sociedad aquejada del mal del humanismo ateo. Pero la paradoja reside en que el futuro de la democracia y de los derechos humanos (y, lo que es aún más importante, del bien de las personas) depende de la presencia de Dios en la vida humana. El motor de la historia reside en los impulsos propiciados por la cultura, y ésta es el ámbito del culto, de lo que el hombre aprecia, estima y venera. Política sin Dios. Europa y América, el cubo y la catedral es imprescindible y, sobre todo, muy verdadero.
ABC, 20-09-2005
La crisis de Europa es cultural. Uno de sus aspectos esenciales se revela en la errónea confusión entre democracia y secularización, derivada de la falsa idea de que una política democrática ha de ser una política sin Dios. No se trata de una opción entre modernidad y tradición, sino de discernir entre formas de modernidad. Uno de los síntomas, acaso el más alarmante, de esta crisis es el suicidio demográfico, que revela la falta de confianza en sí misma de una sociedad aquejada del mal del humanismo ateo. Pero la paradoja reside en que el futuro de la democracia y de los derechos humanos (y, lo que es aún más importante, del bien de las personas) depende de la presencia de Dios en la vida humana. El motor de la historia reside en los impulsos propiciados por la cultura, y ésta es el ámbito del culto, de lo que el hombre aprecia, estima y venera. Política sin Dios. Europa y América, el cubo y la catedral es imprescindible y, sobre todo, muy verdadero.
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