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Gustavo Bueno descalifica la ley del aborto

Legalizar una ley del aborto como la presentada por el gobierno español es, para Gustavo Bueno, un síntoma claro de la corrupción ideológica y práctica de una democracia.

Esta es la tesis que defiende el filósofo Gustavo Bueno, un conocido representante del materialismo filosófico, en un capítulo de su último libro El fundamentalismo democrático (Temas de Hoy, Madrid, 2010).

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Comentarios

Anónimo ha dicho que…
El argumento de Gustavo Bueno mediante el cual se pronuncia contra el aborto, es correcto. La argumentación. La argumentación, digo.No la conclusión. Si existe una continuidad genética entre el feto y un niño de dos años, pongo por caso, no quiere decir que dicha continuidad sea suficiente para considerar un asesinato el aborto voluntariamente provocado de un feto de dos meses. En cambio, sí lo sería en el caso del niño. La razón estriba en que la continuidad genética no es lineal, es decir, si hay continuidad es porque la línea continua se alimenta de infinidad de colaretidades, de influencias externas que la hacen posible. No existe legislación en el mundo que se atreva a acusar de asesinato a una mujer a causa de un aborto de un feto de mes, evocando la potencialidad que guarda. Un niño en potencia no es un niño en acto. Y nadie puede ser potencialmente juzgado, sino "in acto". El acto lo demuestra todo, la potencia, la posibilidad de ser niño, nada. La argumentación de Gustavo Bueno es potencialmente buena, pero "in acto" es irresponsable. Falsa en su determinación final. La semilla no es un árbol. Y las causas por las cuales a esta no se la deja crecer, siempre son distintas de aquellas otras por las que arde un bosque o se corta un árbol.
Hola, anónimo, así es como yo lo veo. La continuidad es más “lineal” en el caso del feto que en la de un niño de dos años, ambos necesitan influencias externas para sobrevivir; pero el niño de dos años dejado a su albur es incapaz de alimentarse y muere, en cambio el feto, en el vientre materno, se alimenta y desarrolla mientras no haya una influencia externa que lo impida. Pero es que además este argumento es insuficiente, porque lo mismo pasa con un adulto accidentado, por ejemplo, que se desangre hasta morir si no es ayudado por una influencia externa: el hecho de que no pueda sobrevivir por sí mismo no nos autoriza a matarlo o a considerarlo distinto del resto de los seres humanos.

Casi todas las legislaciones del mundo, entre ellas la nuestra, acusan de asesinato a la mujer que provoca un aborto fuera de las indicaciones o plazos que se establezcan, otra cosa es que esas leyes se cumplan o no. La cuestión es que un feto humano no es un ser humano en potencia, es un ser humano en acto; puede decirse como un modo de hablar que un feto es un niño en potencia, como que un niño es un hombre en potencia; pero la dignidad radica en la entidad humana, no en ser embrión o niño, u hombre, o mujer; la concepción contraria es la que ha sustentado y sustenta la esclavitud infantil, la discriminación de la mujer y el racismo, por ejemplo.

El ejemplo de la semilla y el árbol sí que es falso, principalmente porque un hombre no es un árbol, es un ser de dignidad incomparablemente superior, de otro orden, y en segundo lugar porque un feto no es una semilla, para que la comparación fuera justa habría que comparar la semilla con el esperma, no con el feto.

Por último, quizá te interese saber que hay semillas que no se desarrollan hasta que hay un incendio que crea las condiciones que necesita para hacerlo. La naturaleza tiene sus leyes y contravenirlas mediante influencias externas debidas a intereses ajenos siempre tiene pésimas consecuencias, y tratándose de vidas humanas, trágicas.

Un saludo.

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