Ahora, con la carta lacrimógena que acaba de dirigir a "la ciudadanía", el presidente del gobierno de España, se baraja la posibilidad de que convoque elecciones de nuevo.
Sin remontarme lo más mínimo; tenemos un gobierno que renuncia a presentar unos presupuestos para 2024 porque no le apetece dar esa batalla, y menos aún después del adelanto electoral en Cataluña. Tenemos un gobierno autonómico catalán que convoca elecciones antes de plazo porque no es capaz de consensual unos presaupuestos (cuya "gota que colma el vaso" es ¡un parque de atracciones!).
Tenemos unos gobiernos irresponsables. Y esto, la irresponsabilidad, es lo que me calcina, porque, además, lo hacen con nuestro dinero.
Cada vez que un gobierno -o un gobiernito- convoca elecciones adelantadas, por incapacidad o por tactismo partidista, o por las dos cosas al mismo tiempo, los políticos se ríen en nuestra cara.
Y "la ciudadanía" traga como zombis.
El problema gordo es de irresponsabilidad de los «responsables» de gobernar; pero es que, además, nos cuesta dinero, mucho dinero.
¡Me cuesta mi dinero! Encima.
Cada elección es un dineral, además de tener a los gobiernos y a los ciudadanos (la «ciudadanía», hace falta ser cursi) distraídos con los jueguecitos electorales, con sus advinanzas, sus intercambios de cromos, sus puñaladas traperas y sus histrionismos.
Ya se que mis propuestas van a saco roto; pero como si nos las hago públicas, reviento, las predico en el desierto de este matrix digital.
Aquí va la correspondiente a este tema de las elecciones. Si, por falta de acuerdos para gobernar, un gobierno se ve en la necesidad o conveniencia de adelantar elecciones, no podrán presentarse a la relección los que hubieran sido elegidos en las anteriores. Si no pueden ponerse de acuerdo, si han sido incapaces de hacerlo, que dejen paso a otros para que lo intenten.
Ya verán como sí se poindrían de acuerdo, cómo dejarían de adelantarse elección por puro interés partidista. Cómo a muchos arribistas dejaría de interesarles la política, obligados como estarían a llegar a acuerdos y a gobernar.
O quizá ni así, qué se yo, que no entiendo de política, por lo visto.
En cualquier caso, pienso que la «ciudadanía» debe que salir del marasmo y reaccionar. Yo, al menos, como ciudadano, me resisto a no replantear las cosas que no me gustan.
Tengan un feliz día... Y reaccionen.
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