No hay nada como salir a la calle un soleado domingo de elecciones por la mañana para tener que contar. Me dirijo primero a mi local electoral, son las 10:30, normalidad absoluta, no hay casi nadie, voto en cuestión de segundos y salgo para cruzar el Genil por el "Puente de los Sánchez". En la carrera de la Virgen, frente a la Basílica de las Angustias, el ambiente es de primeras Comuniones; más arriba un solitario músico callejero toca el acordeón; ya en la Acera del Casino, curioseo en los puestos de numismática, sellos y piedras. Me dirijo a la Plaza del Carmen, donde están concentrados los "indignados": el campamento está desperezándose, hay un poco de música en vivo, voluntarios barriendo, la spanish revolution preparándose para otro día de asambleas. Compruebo que también allí quieren cambiar el mundo.
De regreso a casa, me encuentro con un empresario y periodista, buen amigo mío, saludamos a un antiguo senador en una terraza y nos sentamos en otra, unos metros más allá, a charlar. Me cuenta que el día 30 es cuando de verdad se la juega Granada, cuando se puede decidir la pérdida del control de CajaGranada, en favor de los órganos del grupo en que se ha integrado, que están en Madrid: esta pérdida de proximidad en la toma de decisiones, asegura, supondrá el colapso de la actividad empresarial de la provincia: quedará una Granada para el turismo y los servicios, con espacio para muy pocas iniciativas. También mermará, pienso yo, la actividad cultural, por falta de patrocinio.
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De regreso a casa, me encuentro con un empresario y periodista, buen amigo mío, saludamos a un antiguo senador en una terraza y nos sentamos en otra, unos metros más allá, a charlar. Me cuenta que el día 30 es cuando de verdad se la juega Granada, cuando se puede decidir la pérdida del control de CajaGranada, en favor de los órganos del grupo en que se ha integrado, que están en Madrid: esta pérdida de proximidad en la toma de decisiones, asegura, supondrá el colapso de la actividad empresarial de la provincia: quedará una Granada para el turismo y los servicios, con espacio para muy pocas iniciativas. También mermará, pienso yo, la actividad cultural, por falta de patrocinio.
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Comentarios
siguiendo el ejmplo de Alberto, he estado en la Plza. Del Carmen y he pedido que me explicasen el sentido de la "acampada" como su funcionamiento, pretensiones, etc.. y he llegado a varias conclusiones:
1) La idea no es mala.
2) Es una pena que al final sea solo humo.
4) Los intermediarios son los que les quitan seriedad y posibilidades a estas iniciativas (Entiendase a los perroflautas como intermediarios).
Por otro lado me gustaría incidir en la importacía para la económia y cultura "real" que tendrá la decisión del día 30.
Ánimo y suerte quienes tengan que decidir
Un saludo