Hoy, dos de enero, mi ciudad de acogida, Granada, celebra el 515 aniversario de la Toma de Granada por los Reyes Católicos, hecho con el que los reinos de España completaban su inclusión en la civilización occidental cristiana y rechazaban a la otra orilla los últimos vestigios de la civilización islámica.
Fue, pues, un acontecimiento simbólico y crucial, que se celebró con el repique de campanas de toda la Cristiandad, que culminó un esfuerzo de ocho siglos y que proyectó a España hacia los momentos más gloriosos y fecundos de su Historia.
Debe ser por todo eso que cada año hay personas -generalmente de izquierda- que protestan por esta celebración: ¿desearían que hubiéramos sido a lo largo de estos siglos y fuéramos ahora como Marruecos? Quizá sí; pero no lo creo. Creo más bien que les fastidia que España haya sido como ha sido, una nación cristiana, fiel a Roma y evangelizadora de pueblos.
Por mi parte, celebro la fecha con mucho orgullo y satisfacción. Así lo expresa Rafael Pozo en una Carta al Director en IDEAL de hoy:
Sr. Director de IDEAL: El 2 de enero no es para los granadinos una fecha más del calendario, es el Día de Toma. En dicho día se celebra, efectivamente, un acontecimiento histórico que marcó un hito para todo el mundo. Fue en Granada donde se puso fin a una importante etapa de la historia de España y comenzó otra mucho más importante, por determinar no tan sólo lo que es hoy es España, sino gran parte del mundo Occidental.
Las cosas son como son y la historia es la que es, por mucho que le cueste y le pese a los de 'Granada Abierta por la Tolerancia'. Granada fue tomada el 2 de enero de 1492, y esto es incuestionable. Lo que simbolizó la Toma de Granada, tampoco puede tener más lecturas que las que siempre ha tenido: finaliza una etapa histórica y comienza otra que marca un importante hito no tan sólo para la Historia de España, sino para todo Occidente.
Los que quieren 'cambiar el sentido' de la festividad del Día de la Toma, pretenden hacernos a todos comulgar con ruedas de molino. Hablan, por ejemplo, de que la Toma de Granada simbolizó el comienzo de la «etapa más negra» de nuestra Historia, cuando todos sabemos que, muy al contrario, se produjo la Edad de Oro de las letras, el arte, y la cultura en general, las cotas de civilización alcanzaron sus niveles más altos y España se expandió por todos los rincones del mundo. Aún hoy, muchos de esos rincones, por sus características culturales, son claros testigos en el mundo de la etapa más gloriosa de la Historia de España, que tuvo su inicio con la Toma de Granada.
Pero sobre todo el 2 de enero, con la Toma de Granada, se inicia la construcción de España como Estado nacional moderno. La evidencia histórica no puede estar sometida a los vaivenes y encajes de bolillos de los partidos políticos y sus luchas partidistas en el Ayuntamiento de Granada. Porque negando la evidencia, negando la Historia, se pretende negar a España y nuestra propia identidad.
Fue, pues, un acontecimiento simbólico y crucial, que se celebró con el repique de campanas de toda la Cristiandad, que culminó un esfuerzo de ocho siglos y que proyectó a España hacia los momentos más gloriosos y fecundos de su Historia.
Debe ser por todo eso que cada año hay personas -generalmente de izquierda- que protestan por esta celebración: ¿desearían que hubiéramos sido a lo largo de estos siglos y fuéramos ahora como Marruecos? Quizá sí; pero no lo creo. Creo más bien que les fastidia que España haya sido como ha sido, una nación cristiana, fiel a Roma y evangelizadora de pueblos.
Por mi parte, celebro la fecha con mucho orgullo y satisfacción. Así lo expresa Rafael Pozo en una Carta al Director en IDEAL de hoy:
Sr. Director de IDEAL: El 2 de enero no es para los granadinos una fecha más del calendario, es el Día de Toma. En dicho día se celebra, efectivamente, un acontecimiento histórico que marcó un hito para todo el mundo. Fue en Granada donde se puso fin a una importante etapa de la historia de España y comenzó otra mucho más importante, por determinar no tan sólo lo que es hoy es España, sino gran parte del mundo Occidental.
Las cosas son como son y la historia es la que es, por mucho que le cueste y le pese a los de 'Granada Abierta por la Tolerancia'. Granada fue tomada el 2 de enero de 1492, y esto es incuestionable. Lo que simbolizó la Toma de Granada, tampoco puede tener más lecturas que las que siempre ha tenido: finaliza una etapa histórica y comienza otra que marca un importante hito no tan sólo para la Historia de España, sino para todo Occidente.
Los que quieren 'cambiar el sentido' de la festividad del Día de la Toma, pretenden hacernos a todos comulgar con ruedas de molino. Hablan, por ejemplo, de que la Toma de Granada simbolizó el comienzo de la «etapa más negra» de nuestra Historia, cuando todos sabemos que, muy al contrario, se produjo la Edad de Oro de las letras, el arte, y la cultura en general, las cotas de civilización alcanzaron sus niveles más altos y España se expandió por todos los rincones del mundo. Aún hoy, muchos de esos rincones, por sus características culturales, son claros testigos en el mundo de la etapa más gloriosa de la Historia de España, que tuvo su inicio con la Toma de Granada.
Pero sobre todo el 2 de enero, con la Toma de Granada, se inicia la construcción de España como Estado nacional moderno. La evidencia histórica no puede estar sometida a los vaivenes y encajes de bolillos de los partidos políticos y sus luchas partidistas en el Ayuntamiento de Granada. Porque negando la evidencia, negando la Historia, se pretende negar a España y nuestra propia identidad.
Comentarios
De todas formas, yo soy iberista, y siento por Portugal un cariño y una admiración enorme.
Corren malos tiempos para las glorias patrias, la verdad; pero al menos resulta divertido ver la cara de solemne indignación que ponen los sesudos bienpensantes del sistema cuando se nos ocurre a unos pocos irredentos disfrutar con tantos hechos heroicos y verdaderamente admirables. España es una gran Nación, con un glorioso pasado del que enorgullecerse y un prometedor futuro, aunque el presente sea una birria.
En cualquier caso, me apunto a que sea que permita a España y Portugal trabajar juntos y dejar de vivir de espaldas uno al otro, como a veces parece que nos pasa.
Esta es la razón de ser de tanto relativismo moral a que nos están sometiendo. Pero, la esperanza, es lo último que se pierde, al menos para los que nos resistimos a morir con nuestra Patria.
Feliz Navidad y próspero año 2008.
Un abrazo,
Manuel Maldonado.
Amigo anónimo: no conozco a Rafael Pozo, puse su carta porque me gustó. Pero parece ser qu sí es quien dices.