Ir al contenido principal

No me arrepiento de nada

Hace dos días, al retirarse, el gran Ronaldo incurría en la coletilla moral de la postmodernidad: "No me arrepiento de nada", dijo, tal cual. Si seré antiguo, que me arrepiento de tantas cosas, cada día...

El artículo es de Alejandro Navas, profesor de sociología de la Universidad de Navarra, publicado en Diario de Navarra, el jueves 30 de diciembre de 2010:

En el inicio del año nuevo se repite el viejo ritual: hacemos balance del año que termina y formulamos propósitos para el que comienza. Con más o menos convencimiento o sinceridad nos proponemos, una vez más, reanudar la dieta para adelgazar, ahorrar para hacer frente a la crisis, hacer ejercicio, estudiar inglés, dedicarle más tiempo a la familia, ser más amable con ese pariente o colega que nos cae mal…

En definitiva, vamos a intentar ser mejores personas. Ese deseo implica reconocer que algunos aspectos de nuestra vida necesitan corrección. En general, el propósito de la enmienda sigue al arrepentimiento. Si no tuviéramos conciencia del mal que hemos hecho, no nos sentiríamos movidos a la rectificación.

¿Qué ejemplo nos dan a este respecto los famosos? Tiene sentido preguntarlo porque se trata de personas que, queriéndolo o no, se convierten en modelos para otras muchas. El buen o mal comportamiento se aprende más por la convivencia y el ejemplo que por la enseñanza teórica. Voy a dar la palabra a algunos insignes representantes de diversos ámbitos sociales.

De la política tenemos a Al Gore, que se defendía así cuando salieron a la luz prácticas corruptas en el manejo de sus fondos electorales: “Estoy orgulloso de lo que he hecho por el partido, aunque nunca más lo volveré a hacer”. Luis Echevarría, expresidente mexicano probadamente corrupto, declaraba: “No me arrepiento de nada”. Más cercano nos resulta Santiago Carrillo: “Lo hecho, hecho está. No me arrepiento de nada”, a la par que reconocía que nunca había sido un santo, sino un hombre de carne y hueso con pasiones y entusiasmos.

Lee el artículo completo

En el deporte podemos invocar a Guti, que se despedía así antes de marchar a Turquía: “No me arrepiento de nada en estos catorce años”. Lo mismo decía el director ejecutivo del Barça, Joan Oliver, enredado en escándalos millonarios: “No me arrepiento de nada de lo que he hecho en el Barça, porque siempre he hecho lo que creía que debía hacer”. Y alguien tan irreprochable como Gasol: “No me suelo arrepentir de nada en la vida. Tomo las decisiones por algo, las medito y cuando las tomo, creo que es lo acertado y tiro para adelante”.

El mundo de la farándula es muy rico en este género de testimonios. Por ejemplo, Alejandro Sanz: “He renunciado a ser perfecto. Amo mis defectos”. La actriz María Castro: “No me arrepiento de nada, aprendo de mis errores”. Lo mismo dicen sus colegas Adriana Ugarte y Nicolás Coronado. Y Miley Cyrus/Hannah Montana: “No me arrepiento de nada. Gracias a Dios. Se lo prometo, todo lo que he vivido me ha hecho más fuerte”. Entre los “malos oficiales”, sancionados por la justicia, tenemos a Ilich Ramírez, alias “Carlos”, alias “el Chacal”, en su momento el delincuente más buscado del mundo. Desde la cárcel francesa donde entró en 1994 para cumplir cadena perpetua afirma que se mantiene fiel a sus “ideales políticos” y que no se arrepiente de nada.

En las denominadas “entrevistas de interés humano”, que se proponen sacar a la luz la personalidad que se esconde tras la apariencia pública, resulta clásico preguntar por el “defecto dominante” del personaje. Por muy encumbrados que estén, los famosos, en el fondo, se saben humanos, así que sería demasiado arrogante reconocerse impecables. Antonio David, ex de Rociíto, ejemplifica la que ya se ha convertido en respuesta estándar para esa pregunta, comprometida en apariencia: “Soy demasiado claro, no tengo mano izquierda”. La sinceridad elevada a la categoría de vicio capital.

¿Qué les pasa a nuestros famosos? Hay algo enfermo, tanto desde el punto de vista moral como psicológico, en ese rechazo de la necesidad del arrepentimiento.

Por fortuna, no todos son así. Desde la atalaya de sus 91 años, Antonio Mingote imparte una saludable lección de humanidad: “Me arrepiento de todo… De cómo he tratado a mis amigos…, de no haber sido más amable con mi madre, con mi padre, con mi hermana, con mi familia… Me arrepiento de no haber hecho cosas que tendría que haber hecho porque siempre me he quedado corto en el trato con la gente… Sobre todo, me arrepiento de muchas tonterías que he hecho, de muchas frivolidades, de muchas gilipolleces… ¡Ufff!, de las cosas que me arrepiento”. De modo más directo se expresa Albert Boadella: “Me arrepiento de muchas cosas. Si no, formaría parte de los imbéciles”.

Es normal la discrepancia entre el deber ser y el ser. Somos frágiles y casi siempre nos quedamos por debajo del ideal. La clave está en no capitular, reconocer nuestros fallos y volver a intentarlo de nuevo. En la medida en que nos esforcemos por ser mejores, podremos aspirar también a mejorar la sociedad.


Mostrar a tus contactos de XING

Comentarios

Populares

San Pablo en Atenas

San Pablo en el Areópago Rafael Sanzio  (1515-1516 )   Londres, Victoria & Albert Museum He releído recientemente el discurso de San Pablo en el Areópago de Atenas * y me ha fascinado su actualidad: es un ejemplo plenamente útil para la comunicación de la fe en el Occidente contemporáneo. Atenas Atenas. Año 52 d.C. 16 o 19 años después de la muerte y resurrección de Cristo. Algo así como si estos hechos fundamentales hubieran ocurrido en 2000 y Pablo llegase a Atenas hoy. En realidad, menos tiempo, porque entonces todo iba mucho más despacio que ahora, y 17 años entonces eran un ayer. Atenas era una ciudad en decadencia . Aún conservaba el aura de capital cultural del Mundo; pero el centro de poder y cultura se había desplazado hacia el oeste, a Roma. Un ejemplo con todas sus limitaciones, como si habláramos hoy de París y Nueva York. En Atenas se mezcla un materialismo desencantado y un sincretismo religioso que resulta en un relativismo muy parecido al de hoy día e

Aquí no hay quien viva

Así está la cosa, y lo que nos espera, porque parece ser que la Universidad Carlos III ha encargado a los guionistas de este engendro el manual de " Educación para la Ciudadanía "... Mofa de la Iglesia, apología del aborto y elogio del homomonio J.A Osca. Aquí no hay quien viva Cadena televisión: Antena 3 Hora de emisión: 22:00 Fecha emisión: 11/05/2006 Los dos últimos capítulos emitidos por Antena 3 de la serie “Aquí no hay quien viva” constituyeron un catálogo perfecto del pensamiento e ideología que pretenden imponernos en España desde el sector de la progresía más rancia y ultramontana. En una de las tramas, una de las dos lesbianas de la serie decide tener un niño, pero como necesita semen, se va con su otra amiga lesbiana al ‘banco de semen’ de la primera planta, donde viven dos gays porque “entre gays y lesbianas, el tráfico de espermatozoides es lo más normal del mundo”. De los dos, Fernando es el elegido (porque el otro, Mauri, ya prestó el suyo en otra ocasión) y le

Navidad 2023

 Llega la Navidad y llega la polémica. Ya dice el villancico que Dios bajó a la tierra "para padecer". Cada año se reproducen los que no soportan este tiempo navideño, los que felicitan "las fiestas" como si se dieran sentido a sí mismas, los neopaganos del solsticio de invierno, las saturnales, etc. -con menos sentido sobrenatural que los paganos originales-, los del fin del otoño, los de "santaclaus"... Están los que contraponen con buena intención y cierta lógica, las guerras, los asesinatos, los terremotos, los accicedentes, etc., a los deseos de paz, el reencuentro familiar y las buenas noticias, un poco ingenuamente.  Están esos vídeos "navideños" tan celebrados ( virales se dice ahora), en los que la Navidad propiamente dicha, el nacimiento del Niño Dios en Belén, brilla por su ausencia tanto como sí brilla la calidad artística, como el tradicional de Campofrío , de la Lotería , o el de este año de Suchard . Así que he decidido vengarme y