Voy a procurar ser mesurado en esta entrada, y no soltar sapos y culebras, que es lo que me sale; aunque he dejado pasar tiempo para enfriar el ánimo. Desde hace tiempo estoy convencido de que los políticos viven en un Matrix sin contacto con la realidad . Hablan, pontifican, denuncian y, lo que es peor, legislan con total desprecio de las consecuencias en el mundo real. Estoy hasta las narices de esa presunción de que todo lo que hacen los ciudadanos es malo porque está viciado por el interés individual y de que solo lo «estatal» es bueno y mea colonia. No se dan cuenta, porque no lo saben o lo han olvidado, cuánto cuesta sacar adelante cualquier iniciativa social y cuántos obstáculos pone el Estado. Ignoran las repercusiones de cada medida que toman, de cada cosa que dicen, en las personas reales cuyo bien dicen perseguir, y que efectivamente «persiguen» para perjudicarlo. Iñigo Errejón , Más País, son un ejemplo palmario. Un tipo dogradicto y lujurioso, auto proclamado adalid
Esta maravilla de post me ha hecho pensar mucho más allá de la estremecedora historia de Emma Kok y de la sobrecogedora belleza del momento. Me ha hecho pensar en la inconcebible maravilla de la vida humana, y en el espanto de esta sociedad que no quiere tener hijos, que los mata en el vientre materno por centenares de miles cada año antes de que lleguen siquiera a nacer. Seres humanos ni siquiera concebidos, o asesinados industrialmente, que nunca podrán cantar como Emma , o crear espectáculos como André , o hacer música como cada uno de los interpretes de esta orquesta, o, sencillamente, emocionarse viviendo por unos minutos otra vida, más elevada, más hermosa, más feliz, que nos hace sentirnos mejores, y se derrama como mansa crecida en la tierra fértil de nuestro devenir cotidiano. Se llama Emma Kok y en esta actuación junto a André Rieu, tenía apenas 15 años. Por desgracia sufre gastroparesia, una enfermedad que le obliga a estar conectada 22 h diarias a dos bombas de alimentación