Hace tiempo que dejé de interesarme por las alertas de Change.org; con demasiada frecuencia me llegaban peticiones de firma para propuestas muy contrarias a mis ideas y no encontraba la opción de manifestarlo, como no fuera pasar de ellas, que es lo que sigo haciendo, porque de vez en cuando me llegan.
En esta ocasión, en vez de enviarla directamente a la papelera, la he leído no se muy bien por qué. Lo que me he encontrado me ha hecho pensar y, después de mucho tiempo, escribir.
Resulta que un tal Txema -que insiste en llamarme David-, me envía una petición que cuenta una dramática historia acerca de su madre, para pedir firmas a favor de una ley de eutanasia. Lo que ha llamado mi atención es el argumento. Dice lo siguiente:
Las campañas pro eutanasia se fundamentan siempre en este tipo de casos lacrimógenos que, cuando son ciertos, son verdaderamente terribles. Pero enfrentarse a la realidad de las cosas, llamarlas por su nombre, sin dejarse llevar por el sentimentalismo, facilita encontrar soluciones para cuidar de la vida terminal, como los cuidados paliativos, y conservarnos más humanos.
Sigue contando Txema:
A partir de aquí se inicia la petición de la ley de eutanasia, con el solo argumento emotivo anterior. Ni una palabra de todos los graves problemas que se han comprobado en los países en los que se lleva años con eutanasia legal, todos con estrictos controles y bajo muy restrictivas circunstancias, todos ampliamente desbordados.
La apelación a un gran número de firmas recogidas "en muy poco tiempo" y a un alto porcentaje de personas favorable "según las encuestas", no puede servir para abrir una puerta a la deshumanización, a la eugenesia y al asesinato.
¿Sabes contar, Txema? Pues no cuentes conmigo.
En esta ocasión, en vez de enviarla directamente a la papelera, la he leído no se muy bien por qué. Lo que me he encontrado me ha hecho pensar y, después de mucho tiempo, escribir.
Resulta que un tal Txema -que insiste en llamarme David-, me envía una petición que cuenta una dramática historia acerca de su madre, para pedir firmas a favor de una ley de eutanasia. Lo que ha llamado mi atención es el argumento. Dice lo siguiente:
Mi madre tenía un alzhéimer muy avanzado así que hacía años que su cuerpo estaba entre nosotros, pero ella ya no. Ella se fue hace mucho tiempo por culpa de su enfermedad. En casa nos limitábamos a cuidar de un cuerpo herido y a ver cómo ella sufría sin poderse expresar."Su cuerpo estaba entre nosotros, pero ella ya no". Esto es completamente falso. Confunde ciertas capacidades mentales -importantes, desde luego-, con el alma. Puesto que no estaban ante un cadáver, ella estaba allí, en cuerpo y alma indisolublemente unidos, viva y con su dignidad plena. De hecho, el final de la frase lo reconoce: "cuidar de un cuerpo herido y a ver cómo ella sufría sin poderse expresar". Si ella sufría, ella estaba allí y cuidaban de un cuerpo, sí; pero cuerpo animado, cuidaban de ella. Esto sin entrar a valorar si el sufrimiento era más de los que la cuidaban que de ella.
Las campañas pro eutanasia se fundamentan siempre en este tipo de casos lacrimógenos que, cuando son ciertos, son verdaderamente terribles. Pero enfrentarse a la realidad de las cosas, llamarlas por su nombre, sin dejarse llevar por el sentimentalismo, facilita encontrar soluciones para cuidar de la vida terminal, como los cuidados paliativos, y conservarnos más humanos.
Sigue contando Txema:
Un día, cuando le diagnosticaron la enfermedad hace años, me la encontré llorando en mitad de la noche. Me pidió que por favor, el día en el que ya no fuera capaz de recordarnos, ni de ser ella, ni de vivir, la ayudáramos a marchar."Ya no fuera capaz de recordarnos, ni de ser ella, ni de vivir, la ayudáramos a marchar". Recordar puede perderse, y de hecho se pierde; pero uno no puede dejar de ser uno mismo, eso no está al alcance de nadie. Y si alguien llega a no ser capaz de vivir, no hace falta que nadie le ayude a marcharse: simplemente se muere.
A partir de aquí se inicia la petición de la ley de eutanasia, con el solo argumento emotivo anterior. Ni una palabra de todos los graves problemas que se han comprobado en los países en los que se lleva años con eutanasia legal, todos con estrictos controles y bajo muy restrictivas circunstancias, todos ampliamente desbordados.
La apelación a un gran número de firmas recogidas "en muy poco tiempo" y a un alto porcentaje de personas favorable "según las encuestas", no puede servir para abrir una puerta a la deshumanización, a la eugenesia y al asesinato.
¿Sabes contar, Txema? Pues no cuentes conmigo.
Comentarios