Hecho este desahogo, voy a ir enumerando algunos de los eventos y actividades a los que he tenido la suerte de asistir o en los que he podido participar. Como siempre, en estas ocasiones he aprendido y disfrutado con los contenidos respectivos y, muy especialmente, con las personas que he conocido y tratado.
En enero pude asistir a la entrega de los premios de la Asociación de Periodistas de Granada. Fue gratificante participar en esta primera edición y comprobar que el impulso asociativo del periodismo granadaino resurge de sus cenizas, después del colapso de la asociación anterior, poco después del canto del cisne de su centenario. Más aún fue pasar un rato con periodistas que son historia viva y con los que he compartido ya tres décadas de trabajo profesional, cada uno a su lado de la trinchera.
Poco después, aún en enero, asití a la charla (ahora las llaman "talks") de Mario Alonso Puig. Fui atraído por la fama de este charlista y por la amable invitación de los directivos de los colegios granadinos Monaita y Mulhacén, a los que estoy muy vinculado desde hace muchos años y, desde hace unos pocos, muy comprometido.
Ya era marzo cuando volví a toparme con Andrés Cárdenas, esta vez a cuenta de la presentación de otro de sus inclasificables libros, a medio camino entre el "nuevo periodismo" -que ya no es tan nuevo-, la crónica y el recuerdo memorioso de nuestra historia de proximidad. El libro, "El secreto del practicante", fue la escusa para un rato muy divertido, marca del autor, y para sumergirme en ese pozo sin fondo de la vida literaria de esta mágica ciudad del arte y de las letras.
No había acabado marzo cuando me vi en una conferencia totalmente diferente, por contenido y lugar. Del periodismo, la educación y la literatura pasé en pocos días a los mercados financieros de la mano de Renta4, gracias a una modesta -y menguante- capitalización que procuramos en la Fundación Cultura y Sociedad para dar algo de solidez a la persecución de nuestros fines.
Veníamos de una situación de parálisis e inquietud y seguíamos con la amenaza de una crisis inflacionaria destructiva. El ponente hizo lo que pudo para tranquilizar a los inversores presentes, y en parte, el tiempo le ha dado algo de razón; aunque la ansiada recuperación de la cursi "nueva normalidad" es desesperadamente lenta y con altibajos.
Solo dos días después tuve la inmensa fortuna de asistir en primera fila al evento más importante de todos, hasta ahora: la celebración del 50 aniversario de Attendis, la empresa educativa más importante del sur de Europa. Fue una jornada imprsionante. Sería para contar y no parar, así que os dejo este vídeo, que me parece un excelente testimonio de lo que aconteció, aunque sea un pálido reflejo de lo que se ha hecho durante estos 50 años, de lo que vivimos ese día y del impulso que nos dio para los próximos 50. Todo contra viento y marea, que los obstáculos son muchos -injustos bastantes de ellos-; pero cuando una tarea vale realmente la pena...
Marzo daba para más. Aún estábamos a 18 y entró en acción mi querido Colegio Mayor Albayzín. Más concretamente ACMA, la asociación de "antiguos", los colegiales salidos de entre sus paredes y reaprtidos por todo el mundo. Como solo pasados unos años nos damos cuenta de lo muchísimo que nos ha aportado la vida en un colegio mayor universitario, estos encuentros son una gozada, y una oportunidad para sus familias de situar caras y lugares de tantas anécdotas como cuentan en casa, a veces un poco cansinamente.
Para los "antiguos" Albayzín ha imprimido carácter y son el sólido cimiento de su día a día y de su futuro, porque el colegio mayor está en continua reforma para conservar intacta y mejorar continuamente su capacidad de servicio a los universitarios y a la universidad.
Por si fuera poco, el ponente del acto principal era Carlos Andreu. La amistad y lo sugerente de todas sus intervenciones, un chute de optimismo y determinación hacia el éxito, convirtió en imprescindible esta jornada de sábado primaveral.
Termino marzo con la asistencia a las jornadas con que la Fundación Albihar celebrába su 25 aniversario; nada menos que un congreso sobre la atención a personas mayores, bajo el significativo título de "Sociedades más creativas, mayores más felices". Me interesaba mucho este congreso porque en la Fundación Cultura y Sociedad estamos ampliando nuestros fines para incluir el de la atención a personas mayores solas, enfermas o incapacitadas.
Aprendí mucho y, sobre todo, aseguré la tutela de Albihar sobre nuestro incipiente empeño. Con su ayuda llegaremos antes, más y mejor. Un repaso del programa basta para dar idea del altísimo nivel del congreso, por los ponentes y el acierto en la elección de los temas.
Aunque mi intención al comenzar era llegar al verano siguiendo el hilo de estas actividades y eventos, una relación no exahustiva, vista la extensión que está alcanzando esta entrada, dejo abril y sucesores para otra ocasión.
Ahí fuera hay un mundo apasionante de personas y actividades maravillosas, una sociedad civil viva y eficaz que solo espera respeto y libertad por parte del Estado para desarrollarse. Nos basta con que no ponga obstáculos; porque pedir que actúe subsidiariamente parece ser pedir demasiado ahora mismo.
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