Menos mal, trece activistas y políticas francesas defienden sus críticas a la reforma legal del aborto en España de la acusación de injerencia con estas palabras: " Nos inmiscuimos en lo que nos importa a todas, a todos, más allá de las fronteras " . A partir de ahora que nadie me venga con que lo del aborto es un asunto íntimo de las mujeres , o con eso de que curas y legisladores permanezcan fuera de " sus cuerpos ". Me inmiscuyo, se inmiscuyen, porque me importa y les importa . Además, las enérgicas activistas y políticas francesas me autorizan a inmiscuirme más allá de las fronteras patrias, por lo que puedo criticar que en la douce France acaben de quitar el último freno al aborto salvaje, con lo que Francia ha dejado de ser dulce, para tener el sabor salado y amargo de la sangre. La reciente Marche Pour La Vie 2014 demuestra que tampoco Francia está libre del debate , y aprovecho la licencia de mis vecinas transpirenaicas para unirme a sus compatriotas ...
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