Mañana entran los señores Cardenales de la Iglesia católica en cónclave para elegir nuevo Papa. Quede dicho que las cábalas que se han hecho hasta la saciedad sobre cómo va a ir esta selecta reunión no tienen nada que ver con la realidad, porque los cálculos en clave de poder, influencia y otros parámetros meramente humanos, no tienen sitio en la Capilla Sixtina, donde solo se tendrá en cuenta el bien espiritual de la Iglesia, del Mundo, de todas y cada una de las almas, con la asistencia de Dios Espíritu Santo.
Dicho esto, porque tenía ganas de decirlo, porque harto estoy de que los incapaces de entenderlo anden diciendo otras cosas, voy a dar un breve repaso por algunas biografías cardenalicias, para descubrir aspectos que no se están teniendo en cuenta, y que son significativos.
Por ejemplo, Péter Erdö, tiene dos doctorados, en Teología y Derecho canónico, es profesor de varias universidades y acumula los doctorados Honoris Causa de otras muchas, habla correctamente hasta diez idiomas, ha intervenido en foros internacionales e interreligiosos, y ha escrito multitud de artículos y libros académicos especializados, además de otros culturales y espirituales.
Los doctorados, el dominio de varias lenguas, la actividad académica y científica en diversas universidades, la experiencia en organismos internacionales son elementos casi constantes del colegio cardenalicio.
Veamos otro, George Pell, licenciado en Teología, máster en Educación y doctor en Filosofía por Oxford, ha ocupado toda su vida puestos de máxima responsabilidad, como la dirección de Cáritas en Australia. Fue, además, un reconocido ruckman del peculiar fútbol australiano, lo que no le impidió hacerse famoso, muchos años después por su debate cara a cara con el apologista ateo Richard Dawkins.
Otro excelente deportista fue Juan Luis Cipriani, Ingeniero industrial y doctor en Teología, formó parte de la selección nacional de baloncesto de Perú, con la que llegó a ser subcampeón de América (naturalmente, siempre grana EEUU). Fue obispo de Ayacucho en los años de plomo de Sendero Luminoso, cuando con mucha probabilidad cada día podía ser, literalmente, el último de su vida. Se hizo famoso con su intento de mediación durante el asalto terrorista a la residencia del embajador de Japón en Lima, en tiempos de Fujimori.
Y ya que hablamos de personas comprometidas hasta jugarse la vida, mencionemos a Albert Malcolm Ranjith, Nuncio (diplomático) en Indonesia y Timor Oriental, mediador entre el gobierno de su país, Sri Lanka, y la minoría Tamil, en guerra desde hace muchísimos años, y promotor de multitud de iniciativas en favor de la justicia social. Es doctor en Sagradas Escrituras, habla once idiomas, contando el esperanto, y ha sido director de las Obras Misionales Pontificias y Secretario de la Congregación para el Culto Divino, entre otras muchas responsabilidades, que le dan una experiencia internacional sobresaliente.
Para qué seguir, cualquiera de nosotros puede comparar estos curriculum vitae con los de cualquier gobierno o parlamento local, regional, nacional o supranacional que hemos elegido y hacer la comparación.
Y luego hablamos.
Aunque, lo importante es que luchen por ser santos...
Dicho esto, porque tenía ganas de decirlo, porque harto estoy de que los incapaces de entenderlo anden diciendo otras cosas, voy a dar un breve repaso por algunas biografías cardenalicias, para descubrir aspectos que no se están teniendo en cuenta, y que son significativos.
Por ejemplo, Péter Erdö, tiene dos doctorados, en Teología y Derecho canónico, es profesor de varias universidades y acumula los doctorados Honoris Causa de otras muchas, habla correctamente hasta diez idiomas, ha intervenido en foros internacionales e interreligiosos, y ha escrito multitud de artículos y libros académicos especializados, además de otros culturales y espirituales.
Los doctorados, el dominio de varias lenguas, la actividad académica y científica en diversas universidades, la experiencia en organismos internacionales son elementos casi constantes del colegio cardenalicio.
Veamos otro, George Pell, licenciado en Teología, máster en Educación y doctor en Filosofía por Oxford, ha ocupado toda su vida puestos de máxima responsabilidad, como la dirección de Cáritas en Australia. Fue, además, un reconocido ruckman del peculiar fútbol australiano, lo que no le impidió hacerse famoso, muchos años después por su debate cara a cara con el apologista ateo Richard Dawkins.
Otro excelente deportista fue Juan Luis Cipriani, Ingeniero industrial y doctor en Teología, formó parte de la selección nacional de baloncesto de Perú, con la que llegó a ser subcampeón de América (naturalmente, siempre grana EEUU). Fue obispo de Ayacucho en los años de plomo de Sendero Luminoso, cuando con mucha probabilidad cada día podía ser, literalmente, el último de su vida. Se hizo famoso con su intento de mediación durante el asalto terrorista a la residencia del embajador de Japón en Lima, en tiempos de Fujimori.
Y ya que hablamos de personas comprometidas hasta jugarse la vida, mencionemos a Albert Malcolm Ranjith, Nuncio (diplomático) en Indonesia y Timor Oriental, mediador entre el gobierno de su país, Sri Lanka, y la minoría Tamil, en guerra desde hace muchísimos años, y promotor de multitud de iniciativas en favor de la justicia social. Es doctor en Sagradas Escrituras, habla once idiomas, contando el esperanto, y ha sido director de las Obras Misionales Pontificias y Secretario de la Congregación para el Culto Divino, entre otras muchas responsabilidades, que le dan una experiencia internacional sobresaliente.
Para qué seguir, cualquiera de nosotros puede comparar estos curriculum vitae con los de cualquier gobierno o parlamento local, regional, nacional o supranacional que hemos elegido y hacer la comparación.
Y luego hablamos.
Aunque, lo importante es que luchen por ser santos...
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