El Papa Benedicto XVI recordaba en su discurso de El Escorial durante la pasada JMJ la archiconocida sentencia de Alfonso X el Sabio dobre la Universidad: “ayuntamiento de maestros y escolares con voluntad y entendimiento de aprender los saberes” (Siete Partidas, partida II, tít. XXXI).
Como es bien sabido, Universidad procede del latín universitas-atis, nombre abstracto formado sobre el adjetivo universus-a-um ("todo","entero", "universal"), derivado a la vez de unus-a-um ("uno"). También que los estudios de teología están en el origen de estas instituciones, al menos en Occidente.
Pues nada. Inasequibles a todo razonamiento, los talibanes del laicismo están empeñados en boicotear el regreso de la Teología a la Universidad de Granada, aunque sea bajo el modestísimo ropaje de una cátedra, para lo que andan recogiendo firmas y aventando indignadas soflamas. No se qué hubiera pasado si llega a proponerse toda una facultad, como existen desde siempre en numerosas, prestigiosas y públicas universidad de lugares tan poco sospechosos de confesionalismo católico como Centro Europa.
No debe extrañar. Por seguir con obviedades, es de todos conocido que cuantos más adjetivos se aplican a un nombre, más se delimita. La secta laicista de mi ciudad de acogida se llama Asociación por la Defensa de una Universidad Pública y Laica, es decir, dos veces reduccionista, dos pueblos alejada de la universalidad.
La "lógica utilitarista" de la que habla Benedicto XVI en el mencionado discurso, está crecida; pero no puede esconder su irritación al ver que no consuma su victoria, y ante la ineficacia de sus argumentos, exige prohibiciones. Lo explica muy bien -como suele-, Juan Manuel de Prada en su reciente "Ciencia y Fe", llamándola "idolatría de la ciencia":
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Como es bien sabido, Universidad procede del latín universitas-atis, nombre abstracto formado sobre el adjetivo universus-a-um ("todo","entero", "universal"), derivado a la vez de unus-a-um ("uno"). También que los estudios de teología están en el origen de estas instituciones, al menos en Occidente.
Pues nada. Inasequibles a todo razonamiento, los talibanes del laicismo están empeñados en boicotear el regreso de la Teología a la Universidad de Granada, aunque sea bajo el modestísimo ropaje de una cátedra, para lo que andan recogiendo firmas y aventando indignadas soflamas. No se qué hubiera pasado si llega a proponerse toda una facultad, como existen desde siempre en numerosas, prestigiosas y públicas universidad de lugares tan poco sospechosos de confesionalismo católico como Centro Europa.
No debe extrañar. Por seguir con obviedades, es de todos conocido que cuantos más adjetivos se aplican a un nombre, más se delimita. La secta laicista de mi ciudad de acogida se llama Asociación por la Defensa de una Universidad Pública y Laica, es decir, dos veces reduccionista, dos pueblos alejada de la universalidad.
La "lógica utilitarista" de la que habla Benedicto XVI en el mencionado discurso, está crecida; pero no puede esconder su irritación al ver que no consuma su victoria, y ante la ineficacia de sus argumentos, exige prohibiciones. Lo explica muy bien -como suele-, Juan Manuel de Prada en su reciente "Ciencia y Fe", llamándola "idolatría de la ciencia":
Pero llegó un momento en que la idolatría de la ciencia quiso erigirse en la única sabiduría o certeza posible; todo lo que no se pudiera cobijar en el ámbito científico quedaba automáticamente descalificado, como mera superstición u opinión prescindible.En fin, la verdad seguirá abriéndose camino. Pero haremos bien en ayudarla: por nuestro bien.
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