Fin de año es tiempo de recapitulación, es tradicional un repaso por lo más destacado del año, entre lo que no falta la relación de los personajes más destacados fallecidos durante el año.
Este blog quiere hacer su propio tributo obituario, en primer lugar, a todas las criaturas abortadas en 2011 (en España, en 2010 fueron 113.031), ese holocausto silencioso con el que la Humanidad está matando su propia alma.
También quiere recordar las figuras de Bernard Nathanson, que pasó del lado oscuro del genocidio a la defensa más activa de la vida recién concebida, y de Shahbaz-Bhatti, el ministro de las Minorías paquistaní brutalmente asesinado por su condición de cristiano, católico, para más señas.
Ahora, toca hablar de dos decesos muy recientes, destacables para mí por motivos muy diferentes. El primero es más serio, se trata de Václav Havel, un verdadero intelectual, comprometido con la libertad y la verdad en cuanto ambas se necesitan innegociablemente. La caída del Telón de Acero me acercó a esta figura, para mí desconocida, hasta el punto de llevarme a leer Largo desolato y otras obras (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, Barcelona (1997)), empeño en el que casi muero. Bromas aparte, Havel es uno de mis ídolos por su lucha contra el comunismo, su descubrimiento del "poder de los sin poder" y por su defensa, fracasada, de la unidad de Checoslovaquia.
Por último, más en broma, pero no tanto, tengo que mencionar a Chita, no tanto por el mono, que nunca me gustó demasiado, como por Tarzán, y por una sencilla razón: aquellas tardes en que la programación comenzaba, tras la carta de ajuste, con Tarzán, Jane, chita y pan y chocolate, tiempo de asueto permitido antes de ponerse a hacer los deberes. ¡Ankawa! ¡Qué tiempos...!
Descansen en paz; pero que no nos dejen dormirnos a nosotros.
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Este blog quiere hacer su propio tributo obituario, en primer lugar, a todas las criaturas abortadas en 2011 (en España, en 2010 fueron 113.031), ese holocausto silencioso con el que la Humanidad está matando su propia alma.
También quiere recordar las figuras de Bernard Nathanson, que pasó del lado oscuro del genocidio a la defensa más activa de la vida recién concebida, y de Shahbaz-Bhatti, el ministro de las Minorías paquistaní brutalmente asesinado por su condición de cristiano, católico, para más señas.
Ahora, toca hablar de dos decesos muy recientes, destacables para mí por motivos muy diferentes. El primero es más serio, se trata de Václav Havel, un verdadero intelectual, comprometido con la libertad y la verdad en cuanto ambas se necesitan innegociablemente. La caída del Telón de Acero me acercó a esta figura, para mí desconocida, hasta el punto de llevarme a leer Largo desolato y otras obras (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, Barcelona (1997)), empeño en el que casi muero. Bromas aparte, Havel es uno de mis ídolos por su lucha contra el comunismo, su descubrimiento del "poder de los sin poder" y por su defensa, fracasada, de la unidad de Checoslovaquia.
Por último, más en broma, pero no tanto, tengo que mencionar a Chita, no tanto por el mono, que nunca me gustó demasiado, como por Tarzán, y por una sencilla razón: aquellas tardes en que la programación comenzaba, tras la carta de ajuste, con Tarzán, Jane, chita y pan y chocolate, tiempo de asueto permitido antes de ponerse a hacer los deberes. ¡Ankawa! ¡Qué tiempos...!
Descansen en paz; pero que no nos dejen dormirnos a nosotros.
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