La dictadura políticamente correcta va levantando sus muros, una vez que considera asentados los cimientos de la ideología de género. Ahora sus terminales mediáticas, terminada la "campaña eutanasia", están dirigiendo su artillería hacia dos nuevos objetivos: la normalización de la transgenia desde la más tierna infancia (cfr. reportaje de Maite Nieto en El País, 4 de julio), y la eliminación de la objeción de conciencia.
La objeción de conciencia siempre ha sido un recurso ante la cultura dominante cuando esta se ha impuesto en políticas y leyes. y siempre ha sido discutida, entorpecida y cercenada en lo posible por el poder. La izquierda cultural, por llamarla de alguna manera, ha utilizado la objeción de conciencia en España para erosionar algunas instituciones como el servicio militar, provocando un primer paso con el servicio social sustitutorio y, finalmente, con la desaparición de ambos servicios.
Desde que esa izquierda cultural ha ido imponiéndose, el recurso a la objeción de conciencia está siendo patrimonio de la cultura cristiana, ante el aborto, la píldora postcoital, ahora la eutanasia... Ahora es la izquierda cultural, asentada en el poder político, quien ha puesto la objeción de conciencia en el punto de mira. El informe Matic es un ataque frontal a la objeción de conciencia ante el aborto.
Pintando un panorama de obstrucción al aborto absolutamente falso, y olvidando los cientos de miles de abortos que se practican cada año (más de 100.000 solo en España), pretende eliminar la objeción de conciencia del personal sanitario, señalada como la causa de esa inexistente obstrucción. El argumento es tan lógico como falaz: si el aborto es un derecho, nadie puede objetar al ejercicio de un derecho.
Digo falaz, porque el razonamiento lógico correcto es precisamente el contrario: si existe objeción de conciencia ante el aborto, es precisamente porque este no es un derecho.
El segundo frente de la ofensiva contra la objeción de conciencia es, naturalmente, la eutanasia. Ante la previsible dificultad de que el personal sanitario ejecute la eutanasia legal -la encubierta se realiza ya de diversas formas, sin control-, el sistema ha empezado a mover ficha sin rubor alguno. Primero, el registro de objetores, después ha lanzado unas instrucciones entre las que se indican fármacos cuyo uso no está autorizado en España (p. ej. El Mundo, 8 de julio de 2021); y ahora ha dado otra vuelta de tuerca al aprobar el Consejo Interterritorial que los miembros de las comisiones de control de la eutanasia no podrán ser objetores (cfr. El País, 9 de julio, pág. 24, que también trae otro paso más en el caso del aborto).
Ya dije yo hace días que para formar parte de esas comisiones, suponía que al menos había que ser partidario de la eutanasia).
Los 9 espectros del anillo de Baleares que van a decidir quién vive y quién muere vía #eutanasia.
— Alberto Tarifa ﻥ ⚖️ 🧡 (@atarifa) May 27, 2021
Se supone que si están ahí es porque, de entrada, son partidarios...https://t.co/lVcDDL2NWO pic.twitter.com/zN7FvFaI5N
Este es el estado del frente de guerra de la batalla cultural, hoy domingo 11 de julio de 2021. El ejército deshumanizador prosigue su ofensiva anti humana y criminal, mientras las fuerzas del bien se baten en retirada, desmoralizadas y dispersas.
Me paso a la guerrilla. ¡Ánimo! La victoria siempre ha sido patrimonio de unos pocos irreductibles, constituidos en una vanguardia, armados de razones y respaldados por la fuerza de la verdad.
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