Ya tengo suficientes coincidencias como para escribir esta entrada. Esta mañana, jueves laboral, 11:00, salgo al banco y me encuentro por la calle a un varón de unos 40 años empujando el carrito del bebé sin prisa ninguna, expresión seria y nada más entre manos. Pueden darse muchas interpretaciones a este hecho, como que está avanzando por fin el reparto igualitario de tareas domésticas y consolidándose el acceso al permiso de paternidad. De repente, por una acera perpendicular, avanza otro varón de iguales características y circunstancias: la casualidad me lleva a pensar que cabe la posibilidad de que al menos uno -y quizá ambos- de los casos sea debido al paro. Y aquí enlazo con las observaciones que tengo archivadas. Una, el progreso imparable de la afición a la bicicleta: es corriente salir a una gestión mañanera y encontrarse con grupos nutridos de varones de mediana edad vestidos de Induráin reunidos en la cabecera del Paseo de la Fuente de la Bicha, discutiendo el recorrido...
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