A medida que leo más sobre salud mental, más me confirmo en los aspectos saludables de la educación diferenciada por sexos, porque las ventajas de esta última inciden en gran medida en los factores que benefician a la salud mental, tanto de los profesores como, particularmente, de los alumnos.
Para la OMS, "la salud mental es más que la mera ausencia de problemas de salud mental. Todo lo contrario: es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar sus habilidades, aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad”.
Cada vez que leo una noticia relacionada con las adicciones y los trastornos mentales en los jóvenes, veo cómo las características de la educación diferenciada contribuyen a disminuir los riesgos y aumentar el bienestar.
Lo que engancha a los chicos es distinto de lo que engancha a las chicas
El Centro de Adicciones Comportamentales del Hospital Gregorio Marañón de Madrid ha radiografíado las dependencias "sin sustancias" de los españoles. La primera gran evidencia es que las cosas que enganchan a los adultos son distintas de las que enganchan a los jóvenes. Pero si la división se hace por sexos, las diferencias aparecen en toda su dimensión.
Aunque hay casos de multidependencia, los videojuegos son el problema del 92% de los adolescentes varones, mientras que las redes sociales lo son del 63% de las chicas.*
La educación máximamente personalizada que logra la diferenciación de sexos permite atender a estas diferencias con métodos y especialistas adecuados a cada perfil, chico o chica.
Por ejemplo, las investigaciones realizadas en escuelas públicas norteamericanas diferenciadas apuntan a menor acoso sexual, menor delincuencia y reducción de otros problemas de comportamiento de los estudiantes como el abuso de las pantallas, el voraz consumo de redes sociales o el acceso precoz a la pornografía. Además, han demostrado que aumenta la participación en la comunidad, los chicos adquieren un concepto de sí mismos más positivo, más oportunidades de liderazgo y mayores aspiraciones profesionales.
No es difícil deducir que la educación diferenciada es una buena opción ante la constatación de que el veloz vuelco de los hábitos de las nuevas generaciones provoque que uno de cada cinco adolescentes esté comenzando a gestar los que más pronto o más tarde va a desembocar en un diagnóstico de trastorno de la salud mental.**
Las escuelas diferenciadas proporcionan ambientes seguro para chicas o chicos
Uno de los puntos fuertes de las escuelas diferenciadas de niños o, especialmente, niñas, es el ambiente seguro y confortable que crean a su alrededor, al adecuarse perfectamente a sus diferencias físicas y mentales, a sus diferentes ritmos madurativos y modos de aprender y, significativamente, porque les liberan de los etereotipos y presiones sociales y culturales, alcanzando así una verdadera igualdad entre diferentes, cada uno y cada una por su vía natural.
De esta forma, la generación Alfa o "generación de cristal", encuentra en la escuela diferenciada un refugio ante la tormenta de influncias de lo más diverso, mensajes subliminales o explícitos, imagenes ideales a que está sometida; un auténtico bombardeo sobre sus mentes aún en formación.
Otra de las características de la educación diferenciada por sexo es la adecuación de las clases, las tutorías y el entorno físico a las necesidades específicas de las niñas o de los niños. De esta forma se facilita desvelar el desasosiego emocional cuando es pertinente y ayudar de manera empática y eficaz.
Los casos de problemas de salud mental en el ámbito escolar van en aumento: trastornos por déficit de atención con hiperactividad, de ansiedad, depresión infantil y adolescente, inclinaciones suicidas y autolesivas, son realidades cada vez más presentes. Un profesor me contaba hace poco que el número de alumnos con "necesidades especiales" ha crecido tanto, que ya son mayoría.
En los países desarrollados, la relación entre los suicidios y los trastornos mentales tienen en la depresión y en la adicción al alcohol y las drogas las causas principales. En España, el suidio es la primera causa de muerte no natural entre 15 y 19 años, por delante de los accidentes de tráfico. Y aquí también hay diferencias notables entre chicos y chicas: según datos del Instituto Nacional de Estadística, en 2020 hubo 300 suicidios de jóvenes entre 15-29 años, de los que 227 corresponden a varones y 73 a mujeres.***
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Fuentes:
*Radiografía de las nuevas adicciones, en Ideal, 11 de mayo de 2024.
** Uno de cada cinco adolescentes españoles va a desarrollar un trastorno mental, en Ideal, 4 de marzo de 2024
*** Cuando de salud mental infantil y juvenil se trata, en Ideal, 25 de febrero de 2024
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