El fútbol está cambiando, o ha cambiado. No puedo decir que me guste más. Reconozco que es más espectacular, que es quizá lo que se pide, como a todo: espectáculo, la "experiencia" del consumo. Dejo de lado la cuestión del fútbol como negocio -muy interesante, por cierto-; me interesa como fenómeno social. La ventaja de leer de vez en cuando sobre el Imperio Romano es que confirmas aquello de nihil novum sub sole . El fútbol lo está haciendo bien, ha incorporado de forma incruenta al panem et circenses a niños y mayores, hombres y mujeres, como entretenimiento global. El cine y otras artes lo tienen crudo como dosis homeopáticas de evasión. Solo se salva la música. Pero si hablamos de deporte, nos hemos pasado de frenada. Mamé el fútbol desde que nací. A mi padre le gusta el fútbol, lo jugó y lo ve en televisión -no iba a los estadios, me llevó solo dos veces, y por llevarme-. Con moderación. No era de ningún equipo, era del fútbol. Yo empecé a jugar sin obsesiones...
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