Como quien no quiere la cosa, este pequeño slow blog ha llegado a la decena, superando a duras penas la competencia feroz de las redes sociales, que le han quitado tiempo y protagonismo.
El cuenta visitas se ha ido convirtiendo en una tortuga envejecida, que en este momento registra la cifra de 149.013, frustrando el objetivo de superar la barrera de las 150.00 antes de fin de año (si no me ayudáis a remediarlo).
En cambio, en Twitter (@atarifa) luzco en este momento 444 seguidores, 879 amigos en Facebook, 218 personas en los círculos de Google+, 353 contactos en Linkedin (que ha dejado clavada en 71 a Xing), los 103 seguidores en Slideshare, y un Klout de 56 (llegó a estar por encima de 60 en septiembre).
Pero a mí lo que sigue gustándome más es mi blog, donde puedo expresarme con más detalle; aunque tantas veces me falte tiempo y serenidad para escribir. Porque ya no es un blog de Ctrl+c Ctrl+v; que con eso sí han acabado las redes; ahora es un blog en el que tengo que aportar contenido original, de mi propia cosecha.
Mucho menos aún puedo seguir tantos otros blogs en cuya compañía eché los dientes en este mundo de las bitácoras y del Internet 2.0, y lo siento tantísimo, porque sé lo que me pierdo. Aquel placer de comentar y ser comentado, aquellos memes en los que te premiaban...
Por no hablar de esos otros dos blogs que abrí porque no me cabía todo en este, el de mis perplejidades de lector diario de diarios, Diario de un perplejo, y el de combate contra el laicismo, El lobo feroz. O de mis colaboraciones, hace tiempo ausentes, en el precioso proyecto colectivo de análisis de fondo de noticias mundiales que es Planisferio.
Porque, además, me ha tocado hacer de CM de las cuentas (@jorcoms21 y página en Facebook) y el blog de las Jornadas de Comunicación Siglo XXI, y de algunas cuentas del Simposio San Josemaría (@SjmSimposio y página en Facebook).
Con todo, esta es mi cibercriatura primogénita, y aquí pienso seguir, si Dios quiere. Cuento con vosotros.
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