Como ya saben los pocos lectores que quedan de este blog, procuro no entrar directamente en cuestiones políticas, considerado este último término en el sentido restringido al juego de poder que se traen los políticos, de forma que pueda tratar de las cuestiones importantes por encima, en mi intención, de banderías partidarias.
Sin embargo, como también es conocido, soy un barcelonés afincado en Granada, por tanto, un catalán que vive en Andalucía (en consecuencia, un español y un europeo), y estos días me preguntan qué pienso del proceso "soberanista" catalán y, en concreto, de la cadena separatista de ayer, 11 de septiembre. Como es algo que hiere en las más hondas entretelas de mis sentimientos ciudadanos, y aún consciente de caer en una excesiva personalización, cosa que normalmente evito, voy a manifestarme.
Lo que pienso es:
Por esto:
Trataré de ser sintético: Como catalán, soy partidario de una Cataluña fuerte y generosa, que mire hacia fuera con espíritu solidario y abierto, sin complejos del pasado, dispuesta a colaborar con todos con la vista en un futuro mejor para todos, para la que su mayor gloria sea lo que aporta y no lo que recauda. En fin; me da más pena que rabia esta Cataluña que veo emerger, provinciana, rencorosa, egoísta, calculadora, empequeñecida, protestona, etc. Toda esa "rauxa" pueblerina y la ausencia de "seny". Qué lástima de burguesía alicorta, de "botiguer", y de intelectualidad de bucle melancólico posmoderno; hasta la izquierda del proletariado del mundo unido y la "Internacional" es hoy una izquierda de barrio y folclore.
Si hubiera estado metido en este pequeña política que todo lo invade, hubiera propuesto coger de la mano al último independentista en Vinaroz y continuar la cadena por todo el litoral valenciano, andaluz (incluido Gibraltar), portugués, gallego, asturiano, montañés y vasco, para escalar luego las montañas navarras, aragonesas y catalanas (incluida Andorra), hasta llegar otra vez a besar el Maditerráneo.
Es más, puestos a hacer cadenas -que unan y no que separen-, reproduciría el escudo de Navarra, seguro inspirador del plan radial que hizo de España una nación libre y desarrollada, en pie de igualdad con las demás naciones libres y desarrolladas, con las que ha construido la mejor civilización de la Historia. Que ahora se tambalea.
He dicho.
Sin embargo, como también es conocido, soy un barcelonés afincado en Granada, por tanto, un catalán que vive en Andalucía (en consecuencia, un español y un europeo), y estos días me preguntan qué pienso del proceso "soberanista" catalán y, en concreto, de la cadena separatista de ayer, 11 de septiembre. Como es algo que hiere en las más hondas entretelas de mis sentimientos ciudadanos, y aún consciente de caer en una excesiva personalización, cosa que normalmente evito, voy a manifestarme.
Lo que pienso es:
Por esto:
Trataré de ser sintético: Como catalán, soy partidario de una Cataluña fuerte y generosa, que mire hacia fuera con espíritu solidario y abierto, sin complejos del pasado, dispuesta a colaborar con todos con la vista en un futuro mejor para todos, para la que su mayor gloria sea lo que aporta y no lo que recauda. En fin; me da más pena que rabia esta Cataluña que veo emerger, provinciana, rencorosa, egoísta, calculadora, empequeñecida, protestona, etc. Toda esa "rauxa" pueblerina y la ausencia de "seny". Qué lástima de burguesía alicorta, de "botiguer", y de intelectualidad de bucle melancólico posmoderno; hasta la izquierda del proletariado del mundo unido y la "Internacional" es hoy una izquierda de barrio y folclore.
Si hubiera estado metido en este pequeña política que todo lo invade, hubiera propuesto coger de la mano al último independentista en Vinaroz y continuar la cadena por todo el litoral valenciano, andaluz (incluido Gibraltar), portugués, gallego, asturiano, montañés y vasco, para escalar luego las montañas navarras, aragonesas y catalanas (incluida Andorra), hasta llegar otra vez a besar el Maditerráneo.
Es más, puestos a hacer cadenas -que unan y no que separen-, reproduciría el escudo de Navarra, seguro inspirador del plan radial que hizo de España una nación libre y desarrollada, en pie de igualdad con las demás naciones libres y desarrolladas, con las que ha construido la mejor civilización de la Historia. Que ahora se tambalea.
He dicho.
Comentarios
Lo que no consigo es identificar catalanismo con Cataluña, menos aún el independentismo, y que sólo este constituya la realidad catalana.
No, la distancia no me juega ninguna mala pasada, porque no hay tal distancia, ni física, ni psíquica ni emocional. Este argumento me recuerda -aunque sé que no es lo mismo-, al que se utilizaba entre algunos vascos para justificar ETA: tú no eres de aquí, no conoces la realidad vasca, luego no puedes opinar.
Jordi, pienso que conozco bien el nacionalismo, pues lo he sido mucho, solo que de un proyecto más amplio, el de España -y no digo Castilla, sino España: en ningún sitio me he sentido más catalán que en Madrid-; pero cada día lo soy menos. Por supuesto es un deber amar a la patria; pero seguir con el concepto de patria del romanticismo decimonónico ya no me basta, por muchos motivos que son más de hablar con una buena botella de cava por medio.
Un saludo a los dos, es un placer debatir con personas inteligentes.
Solo diré que, para mí, Cataluña forma parte de España y no comparto que España se haya atacado a sí misma atacando una parte tan importante de sí misma. Además, no hay más que ver a Cataluña hoy, compararla con otras muchas partes de España, en infinidad de aspectos, para ver que no nos va tan mal a los catalanes.
Más saludos,