Ir al contenido principal

¿Educación cívica?

Por JUAN MANUEL DE PRADA, en ABC, 25 de junio de 2007

EN alguna ocasión mi admirado Manuel Martín Ferrand ha mostrado en sus artículos su estupor ante las reacciones virulentas que desatan los pronunciamientos de la Conferencia Episcopal. En una sociedad democrática donde se reconoce la libertad de expresión parece natural, en efecto, que los obispos alcen su voz para ofrecer respuestas, o siquiera orientación, en asuntos que de algún modo atañen a la moral o a la fe de millones de católicos españoles. Por eso me ha sorprendido que juzgue impertinente la declaración reciente de la Conferencia Episcopal sobre la nueva asignatura obligatoria llamada «Educación para la Ciudadanía». Se pregunta Martín Ferrand si debe considerarse perverso «educar cívicamente a los niños y jóvenes». La respuesta se la brinda la propia declaración de los obispos, en donde leemos que una asignatura que «no hubiera invadido el campo de la formación de la conciencia y se hubiera atenido, por ejemplo, a la explicación del ordenamiento constitucional y de las declaraciones universales de los derechos humanos, hubiera sido aceptable e incluso, tal vez, deseable».

Los obispos no se oponen a la transmisión de una deseable educación cívica, sino a que el Estado se arrogue el papel de educar la conciencia de esos niños y jóvenes, suplantando el derecho originario e inalienable de los padres a la formación moral de sus hijos. Que la asignatura llamada «Educación para la Ciudadanía» aspira a algo más que a una elemental transmisión de normas de convivencia cívica lo demuestra José Antonio Marina, autor de un manual de dicha asignatura que la ministra de Educación bendijo en sede parlamentaria, cuando afirma: «En algunos críticos de la Educación para la Ciudadanía me parece detectar un peligroso escepticismo acerca de la posibilidad de enseñar una ética universal. Es una creencia muy extendida, basada en el monopolio moral que han ejercido siempre las religiones, y que a estas alturas no se puede aceptar». Los obispos españoles, sin embargo, no aspiran a imponer ningún «monopolio moral»: se limitan a reclamar «el ejercicio del derecho a la educación por aquellos sujetos a quienes les corresponde tal función»; y piden que no se imponga «una formación moral no elegida por el alumno o por sus padres: ni una supuestamente mayoritaria, ni la católica, ni ninguna otra». Exigen, en fin, el cumplimiento estricto del artículo 27 de la Constitución, según un criterio de obligada neutralidad ideológica.

Lee el artículo completo


Es la asignatura llamada «Educación para la Ciudadanía» la que pretende instaurar ese monopolio moral. A nadie se le escapa que enseñar -como propone Marina- una «ética universal» en una sociedad como la nuestra ha devenido una tarea imposible. Nuestra Constitución, por ejemplo, consagra el «derecho a la vida» como principio rector del ordenamiento jurídico; sin embargo, sucesivos gobiernos han propiciado una aplicación laxa de la legislación penal sobre el aborto, y más recientemente han permitido la
experimentación con embriones. Para muchos españoles tales actuaciones legislativas son éticamente reprobables y contrarias al «derecho a la vida»; para otros muchos son admisibles, por considerar que la vida del nasciturus no merece protección legal (lo cual constituye un contrasentido jurídico, pues no parece de recibo que nuestro Código Civil reconozca derechos patrimoniales a quien no se le reconoce el derecho más elemental a la vida).
¿Cómo se puede explicar el derecho a la vida que consagra nuestro ordenamiento desde una perspectiva ética universal? O bien se recurrirá a las generalidades huecas, reprimiendo la natural curiosidad de los alumnos, o bien se formará su conciencia desde presupuestos que en modo alguno pueden considerarse una «ética universal», sino adoctrinamiento ideológico. Cuando los obispos exhortan a los católicos a «recurrir a todos los medios legítimos» contra la asignatura llamada Educación para la Ciudadanía nohacen sino defender la libertad de conciencia. Cumplen con su obligación; y la nuestra exige que no nos dejemos engañar ingenuamente: el adoctrinamiento ideológico no es educación cívica.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hola. La verdad es que aún no me he leído los contenidos de esta discutidísima asignatura. Así que, por ahora, no opinaré. Lo buscaré por el ciberespacio, a ver si encuentro algo decente.

¿Educación? esto es lo que he encontrado en un periódico de tirada nacional y de gran repercusión en Internet...http://www.elmundo.es/
especiales/2007/06/verano07/index.html
Básicamente incita a pecar, sí, sí, tal como suena. Y debe ser la moda, ¡pero qué moda tan contraproducente!
Ya podrían hablar de las 7 virtudes capitales: Humildad, Generosidad, Castidad, Paciencia, Templanza, Caridad y Diligencia, pero claro, esto es ser un reprimido...

Un abrazo
Resumiendo, es la adoctrinación en los dogmas de la nueva tiranía: te recomiendo la lectura de los artículos de De Prada, en mi blog El Lobo Feroz (ver enlace en barra lateral).

Populares

San Pablo en Atenas

San Pablo en el Areópago Rafael Sanzio  (1515-1516 )   Londres, Victoria & Albert Museum He releído recientemente el discurso de San Pablo en el Areópago de Atenas * y me ha fascinado su actualidad: es un ejemplo plenamente útil para la comunicación de la fe en el Occidente contemporáneo. Atenas Atenas. Año 52 d.C. 16 o 19 años después de la muerte y resurrección de Cristo. Algo así como si estos hechos fundamentales hubieran ocurrido en 2000 y Pablo llegase a Atenas hoy. En realidad, menos tiempo, porque entonces todo iba mucho más despacio que ahora, y 17 años entonces eran un ayer. Atenas era una ciudad en decadencia . Aún conservaba el aura de capital cultural del Mundo; pero el centro de poder y cultura se había desplazado hacia el oeste, a Roma. Un ejemplo con todas sus limitaciones, como si habláramos hoy de París y Nueva York. En Atenas se mezcla un materialismo desencantado y un sincretismo religioso que resulta en un relativismo muy parecido al de hoy día e

La toma de Quaragosh

El pasado jueves 8 de enero por la tarde me llegó por whatsapp un mensaje urgente pidiendo oraciones porque los islamistas del ISIS acababan de tomar la ciudad de Quaragosh , la que cuenta -o contaba- con más cristianos en Iraq. Según el mensaje, cientos de hombres, mujeres y niños estaban siendo decapitados en ese momento. Dicho así, me produjo tal congoja que empecé a pasarlo, hasta que decidí comprobar, acuciado por cierta sospecha . Procuro estar informado, y la toma de Quaragosh ese día no me cuadraba nada. Acudí a Twitter en busca de una fuente profesional sin encontrarla, y me fui dando cuenta de que la cadena de oración se iba remontando poco a poco en el tiempo , a días, semanas, meses atrás. Uno de los tuits (del 5 de enero) reconocía: " La noticia que colgué ayer de la ocupación de quaragosh en Irak, se produjo en agosto ". En efecto, el primer tuit alusivo anuncia el ataque a la ciudad en junio, y el siguiente, que informa de la toma y la masacre, es del 8 de ag

Navidad 2023

 Llega la Navidad y llega la polémica. Ya dice el villancico que Dios bajó a la tierra "para padecer". Cada año se reproducen los que no soportan este tiempo navideño, los que felicitan "las fiestas" como si se dieran sentido a sí mismas, los neopaganos del solsticio de invierno, las saturnales, etc. -con menos sentido sobrenatural que los paganos originales-, los del fin del otoño, los de "santaclaus"... Están los que contraponen con buena intención y cierta lógica, las guerras, los asesinatos, los terremotos, los accicedentes, etc., a los deseos de paz, el reencuentro familiar y las buenas noticias, un poco ingenuamente.  Están esos vídeos "navideños" tan celebrados ( virales se dice ahora), en los que la Navidad propiamente dicha, el nacimiento del Niño Dios en Belén, brilla por su ausencia tanto como sí brilla la calidad artística, como el tradicional de Campofrío , de la Lotería , o el de este año de Suchard . Así que he decidido vengarme y