Además de lo que ya hacen en gran medida, que es rechazarlo y solidarizarse con las víctimas, que son y pueden ser musulmanas, porque estamos hablando de terrorismo indiscriminado.
Pero hecho en falta algo más contra el terrorismo por parte de las comunidades musulmanas. Me explico. La policía no puede vigilar preventivamente a todo el mundo (afortunadamente, por otra parte), cosa que, además, no es su función. En todo terrorismo, es fundamental el "entorno", esas personas tan cercanas que no se les escapa nada.
En el caso de Barcelona-Cambrils, eran todos parientes y amigos, en una población muy pequeña, con un entorno muy próximo. Está claro que no corresponde a profesores y vecinos vigilar al prójimo -aunque quizá si se pueda exigir un poco más de atención, en vista de las circunstancias-; pero me cuesta pensar que familiares y amigos no sospecharan nada de tantas idas y venidas de sus muchachos.
Las comunidades musulmanas tendrían que plantearse romper esa "ley del silencio" que se puede crear en estos casos. Lo hemos visto con ETA, cuyo "entorno" no solo no facilitó la lucha anti terrorista, sino todo lo contrario. Comprendo la dificultad para padres, hermanos, amigos, de denunciar a personas tan allegadas, ante comportamientos sospechosos, por mucho que no se comparta el recurso al terrorismo. Pero sin la colaboración y denuncia de entornos cada vez más próximos a los presuntos terroristas, es muy difícil prevenir el terror, como la violencia familiar, la corrupción o cualquier otro tipo de delito.
Hago mi particular llamamiento a las comunidades musulmanas europeas para que traduzcan su rechazo al terror en su nombre -de cuya sinceridad no dudo todavía- en un más difícil compromiso activo para colaborar en la prevención. En su mano está ahogarlo por falta de oxígeno. No ocurrió en el caso de ETA, y por eso duró décadas y aún colea. Es urgente, por las victimas pasadas, las posibles víctimas futuras, la paz y por ellas mismas, que corren el peligro de encontrarse entre dos fuegos: el terrorismo y la reacción.
Pero hecho en falta algo más contra el terrorismo por parte de las comunidades musulmanas. Me explico. La policía no puede vigilar preventivamente a todo el mundo (afortunadamente, por otra parte), cosa que, además, no es su función. En todo terrorismo, es fundamental el "entorno", esas personas tan cercanas que no se les escapa nada.
En el caso de Barcelona-Cambrils, eran todos parientes y amigos, en una población muy pequeña, con un entorno muy próximo. Está claro que no corresponde a profesores y vecinos vigilar al prójimo -aunque quizá si se pueda exigir un poco más de atención, en vista de las circunstancias-; pero me cuesta pensar que familiares y amigos no sospecharan nada de tantas idas y venidas de sus muchachos.
Las comunidades musulmanas tendrían que plantearse romper esa "ley del silencio" que se puede crear en estos casos. Lo hemos visto con ETA, cuyo "entorno" no solo no facilitó la lucha anti terrorista, sino todo lo contrario. Comprendo la dificultad para padres, hermanos, amigos, de denunciar a personas tan allegadas, ante comportamientos sospechosos, por mucho que no se comparta el recurso al terrorismo. Pero sin la colaboración y denuncia de entornos cada vez más próximos a los presuntos terroristas, es muy difícil prevenir el terror, como la violencia familiar, la corrupción o cualquier otro tipo de delito.
Hago mi particular llamamiento a las comunidades musulmanas europeas para que traduzcan su rechazo al terror en su nombre -de cuya sinceridad no dudo todavía- en un más difícil compromiso activo para colaborar en la prevención. En su mano está ahogarlo por falta de oxígeno. No ocurrió en el caso de ETA, y por eso duró décadas y aún colea. Es urgente, por las victimas pasadas, las posibles víctimas futuras, la paz y por ellas mismas, que corren el peligro de encontrarse entre dos fuegos: el terrorismo y la reacción.
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